martes, 23 de agosto de 2016

LOS DIAS ORDINARIOS


Si crees que la vida en familia que tienes ahora, la tendrás para siempre, tal vez deberás prestar atención a los días comunes, esos que comienzan con cereal y terminan viendo películas.
Entre ellos están los días en que los niños jugaban con el perro, comían helados por los cachetes y se mecían en los columpios, tardes con manguera y lodo, que siempre terminaban en la cama, en aquellas noches de cine familiar.
Cuando el primero lloró en la puerta del kinder, pensamos que siempre llorarían al separarse de nosotros, pero todo son etapas y a su tiempo, entonces los problemas parecían enormes, las alergias, el partido perdido, peces y hamsters que morían uno tras otro. Pero en general ese mundo que teníamos mientras la familia se construía.
Era tan bello mecerlos en tu regazo oliendo a talco y cabello recién lavado, el beso y la bendición de buenas noches, dejarlos en su cuarto, para que amanecieran en el nuestro.
Las pelotas dejan de volar en el jardín, los juegos de mesa incompletos, se llenan de polvo, regalas la bañera y esperas a que salgan de la regadera, la puerta del cuarto que siempre estuvo abierta, un día se cierra y al salir con tu chico de 13 años, le extiendes la mano y él camina pasos atrás pretendiendo no conocerte.
Llegó la adolescencia, y el hijo que cargaste, se ha jorobado sobre una computadora, advertencias y consecuencias comienzan a no funcionar, las charlas de sobremesa se van esfumando, mientras llenas el refrigerador, haces de chofer, negocias permisos, asistes por las calificaciones, restringes el dinero, aprendes a textear y sobre todo a rezar por las noches, cuando han salido de fiesta, tu sueño, ahora está en alerta, aprendes a leer entre líneas, a interpretar miradas y determinar olores.
Te dicen ¿qué onda Ma? y te sorprende darte cuenta que ya no necesitan “lonche”, ni que les cierres la chaqueta, ahora necesitan tu confianza, te recuerdan a ti mismo y que habrá que dejarlos ser, saboreas distinto cada minuto, pidiendo que se alargue, das bendiciones muchas veces en el aire.
No podemos cambiar el crecimiento y debemos cambiar nuestra actitud, en vez de decir lo que habrían de corregir, piensas en lo que han superado, abrazas a tu niño de 1.80 y le susurras que lo extrañaras mientras hace su maestría en el lugar más lejano, ese torbellino de cajones azotados, ganchos caídos y música estridente, se ha ido, la casa tiene una nueva clase de silencio, como cuando esperas que el pastel salga del horno, sin poderlo abrir y cruzando los dedos porque quede bien, la leche se agria, por fin queda pastel para uno y ya no se apetece y nadie te pide que lo lleves a ningún lado.
Entonces, miras a tu compañero, si tienes esa suerte y la casa se ha hecho enorme para dos, ¿en qué momento pasó todo tan de prisa?

Toma mucho tiempo percatarse, pero definitivamente, el más maravillosos regalo es haber formado una familia, haberse involucrado en ella, porque te hicieron desinteresado, comprometido y al final convencido de soltar, en su tiempo, en su momento, el tiempo que pedías para ti, luego te sobra y Dios no se equivoca, ahora sabes lo que quieres, como se consigue y como se disfruta, pero sobre todo, ahora entiendes como se ama, porque ya sabes lo precioso y lo perfecto de haber vivido esos “Días Ordinarios”.
autor:katrina Kenison

QUE HAY DENTRO DE TI


Una mente en conflicto percibe conflicto, una mente en paz percibe paz…
La manera en la que percibes el mundo depende de la cantidad de “telarañas” que has formado en tu mente. Telarañas de: preocupación, odio, culpa, ira, tristeza, ansiedad o de miedo que has ido tejiendo y permitiendo que nublen tu visión.
Cuando alguien esta tranquilo y tiene paz interior, es capaz de percibir la armonía que hay en el universo, pero si está inquieto y perturbado, todo lo que ve y escucha le parece molesto.
De hecho, cuando una persona está en armonía, desde que sale de su casa es capaz de disfrutarlo todo: el ruido de las ramas que se mueven, el canto de los pájaros, voces, risas, canciones… Todo produce una armonía.
Pero quien no está en paz, se siente molesto por esos sonidos. Por lo que prefiere silencio absoluto, o es muy selectivo en cuanto a los sonidos que desea escuchar. 
Quiere que el mundo se adapte a sus pretensiones y culpa a los demás por su malestar: “Yo tan feliz que amanecí pero mi teléfono no deja de timbrar y no me dejan estar en paz”.
O la típica: “Yo tan de buen humor que estaba pero me hiciste enojar”. 
Desde ahí comienza el día con mala actitud y probablemente así lo terminará si no se detiene a tiempo.
Si realmente hubiera amanecido en paz, su teléfono o las personas no le hubieran producido esa reacción. 
Debes estar consciente de que el poder de estar en paz es completamente tuyo y que al enojarte por causas externas o pensamientos negativos, estás entregándole todo tu poder a la persona o situación.
Por eso, debes entender que lo mas importante no es que el mundo cambie, sino que cambies tú.
Tienes que pedirle a tu ser superior que armonice tu interior, para así lograr estar en armonía con la vida.
Te comparto una de mis lecciones de vida favoritas. Es una historia que contó Wayne Dyer en una de sus conferencias en Toronto:
‘’Me preparaba para hablar en una conferencia y decidí llevar una naranja al escenario conmigo, como  apoyo para mi conferencia. Entablé una conversación con un joven brillante de unos doce años, que estaba sentado en la primera fila.
 “Si tuvieras que exprimir esta naranja tan fuerte como puedas, ¿qué saldría de ella?” Le pregunté.
 Me miró como si yo fuera un poco loco y me dijo: “Jugo, por supuesto”.
 “¿Crees que podría salir de ella  jugo de manzana?”
 “No”, se rió.
 “¿Y jugo de toronja?”
 “¡No!” 
“¿Qué jugo saldría de ella?”
 “Jugo de naranja, por supuesto”, contestó.
 “¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimes una naranja sale jugo de naranja?“
 Es posible que ya estaba un poco exasperado conmigo en este punto.
 “Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro”, respondió.
 Asentí con la cabeza. “Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que eres tú. Y alguien te aprieta, ejerce presión sobre ti, dice algo que no te gusta, te ofende. Y sale de ti ira, odio, rencor, miedo.
¿Por qué sale todo eso?”
 La respuesta, como nuestro joven amigo dijo, es porque eso es lo que hay dentro.
 Es una de las grandes lecciones de la vida.
 ¿Qué sale cuando la vida te aprieta? ¿Cuando alguien te hace daño o te ofende? Si la ira, el dolor y el miedo salen de ti, es porque eso es lo que hay dentro. No importa si el que te exprime es tu padre, madre, tu hermano, tus hijos, tu jefe, el gobierno. Si alguien dice algo de ti que no te gusta, lo que sale de ti es lo que hay dentro. Y lo que hay dentro de ti, es tu creación y tu elección.
Cuando alguien ejerce presión sobre ti y vuelcas en otros de todo, menos amor, es porque eso es lo que has permitido que permanezca en tu interior.

 Una vez que quitas todas esas cosas negativas que no quieres en tu vida y las reemplazas con amor, te encontrarás viviendo una vida más satisfactoria”, dice Dyer.
Y de ti, ¿qué sale cuando te aprietan?

VIVE CADA MOMENTO



No fijes tus objetivos con base a lo que los otros consideren importante. Solo tú estás en condiciones de escoger lo que es mejor para ti.
Haz  respetar y da el valor a las cosas más queridas por ti. Aférrate a  ellas como a la propia vida. Sin ellas la vida carece de sentido.
No dejes que la vida se te escape entre los dedos por vivir en el pasado o en el futuro. Si vives el día a día, vivirás todos los días de tu vida.
No te rindas  cuando aún seas capaz de un esfuerzo más. Nada termina hasta el momento en que se deja de intentar.
No temas admitir que no eres perfecto. No temas asumir riesgos. Es corriendo riesgos como aprendemos a ser valientes.
No excluyas el amor de tu vida diciendo que no puedes encontrarlo.
La mejor forma de recibir amor es dándolo. La forma más rápida de quedar sin amor es apegándose demasiado a sí mismo. La mejor forma de mantener el amor es darle alas.
No corras tanto en la vida hasta el punto de olvidar donde estuviste y a dónde vas.
No tengas miedo de aprender. El conocimiento es ligero. Es un tesoro que se puede cargar fácilmente.
No uses imprudentemente el tiempo o la palabra. No se pueden recuperar. La vida no es una carrera, más bien es un viaje que se debe disfrutar a cada paso.
Recuerda: El ayer es historia. El mañana es un misterio y el hoy es una dádiva. Por eso se llama presente
Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, ¡por eso ámala !.
Vive intensamente y recuerda:
Antes de hablar...¡Escucha !           Antes de escribir... ¡Piensa !      Antes de criticar...¡Examina ! Antes de herir...¡Siente !         Antes de orar ¡Perdona !           Antes de gastar... ¡Gana ! Antes de rendirte ¡Intenta !           ANTES DE MORIR...¡¡ VIVE !! "


LA 5 BOLAS EN TU VIDA



Estos son algunos fragmentos del discurso de Brian Dyson, ex-presidente de Coca-cola, en una conferencia en la Universidad Americana, en la que habló sobre la relación entre el trabajo y los otros compromisos de la vida:
Imaginad la vida como un juego, en el que hacéis malabarismos con cinco bolas que lanzáis al aire. Esas bolas son: el trabajo, la familia, la salud, los amigos y el espíritu.
El trabajo es una bola de goma. Si se cae, botará en el suelo y volverá hacia arriba. Pero las otras cuatro son de cristal, frágiles; si cayesen al suelo, se romperían y quedarían permanentemente dañadas, astilladas o incluso rotas. Nunca volverá a ser lo mismo.

Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo...crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.
Aunque no nos damos cuenta, nos dejamos absorber por la vida laboral  de tal manera que llega a ocupar el primer puesto en las prioridades de nuestra vida; apoyándonos y justificándonos en alguna medida  en que la estabilidad laboral nos proporciona la seguridad de un bienestar económico y familiar, poder acceder a beneficios en salud, y dedicar un espacio para la recreación y la vida social.
Pero necesitamos equilibrar estos cinco aspectos en nuestra vida, es cierto hay que ser disciplinado y  hacer nuestro trabajo lo mejor posible, y dar lo mejor de nosotros en cumplir nuestra labor, sin excedernos, porque hay que tener  en cuenta que no somos indispensables en ningún empleo; igual te mueres o te despiden y al día siguiente otra persona igual o más capacitada que tu ocupará tu puesto….. La vida continúa. 
 Tu familia necesitaba compartir con tigo,  que no se te pase el tiempo, ver crecer los hijos no tiene precio, compartir sus aficiones, conocer sus amigos y estar al tanto de sus gustos y lo que no le gusta, compartir con tu pareja, tu familia es una buena forma de distribuir el tiempo.
La vida social, compartir con los amigos, es algo que no es superfluo, en la medida que nos saca de la rutina proporciona bienestar.
El exceso de trabajo nos hace descuidar la salud, muchas veces  anteponemos las responsabilidades laborales    ante un malestar o dolencia, porque no se tiene tiempo para atender su salud…. Cuando se enferme y no pueda ir al trabajo como van a hacer sin ti?  De alguna manera se las arreglaran…. recordemos; no somos indispensables.
La tranquilidad espiritual, estar bien con nosotros y con los demás es fácil conseguirlo haciendo las cosas correctamente, sin dañar a nadie, y apoyándonos en el ser superior de nuestra creencia.

Comprende esto y busca el equilibrio en la vida.

sábado, 16 de julio de 2016

VEDME A MI!

Miles de ancianos esperan a diario la visita o llamada de sus familiares en las residencias. Pero a menudo sus corazoncitos cansados de latir sufren una gran decepción al final de sus vidas. Cuando un hombre al que las enfermeras únicamente ven como a un cascarrabias muere, estas se disponen a limpiar su cuarto. Allí encuentran algo que les arrancará lágrimas de amarga emoción.
Entre las pertenencias del paciente, recuerdos de toda una vida, encuentran este poema:
¿Qué veis vosotras, enfermeras? ¿Qué veis? 
¿Qué pensáis cuando me veis? 
Un viejo cascarrabias, no muy listo. 
Con hábitos extraños y mirada distante. 
Al que la comida le cae por la comisura de los labios y nunca responde. 
Al que decís en alto: „Al menos podría intentarlo“.
Que parece no darse cuenta de las cosas que hacéis. 
Y que siempre pierde algo. ¿Un calcetín o un zapato? 
Que, oponiendo resistencia o sin oponerla, os deja hacer. 
Que ocupa sus largos días con el baño o la comida. 
¿Es eso lo que pensáis? ¿Es eso lo que veis? 
Pues entonces abrid los ojos, enfermeras, vosotras no me veis. 
Os diré quién soy, ahora que estoy sentado
haciendo lo que me decís y comiendo cuando me pedís:
Soy un niño de 10 años, con padre y madre, 
hermanos y hermanas, que se quieren. 
Un chico de 16 con alas en los pies, 
que sueña con encontrar pronto el amor. 
Un novio con 20, al que el corazón le brinca. 
Que recuerda los votos que prometió cumplir. 
Que con 25 ya tiene sus propios niños,
A los que ha de guiar y dar un seguro hogar.
Un hombre con 30, cuyos hijos crecen rápido. 
Unidos los unos a los otros con lazos que han de durar. 
Con 40, mis jóvenes hijos han crecido y se han ido. 
Pero mi mujer está conmigo para ver que no entristezco. 
Con 50 vuelven a jugar bebés en mi regazo. 
Volvemos a conocer a niños, mi amor y yo. 
Días oscuros sobre mí, mi mujer ha muerto. 
Miro al futuro y me estremezco. 
Mis hijos tienen sus propios hijos. 
Y pienso en los años y en el amor que conocí. 
Yo soy ahora un viejo. La naturaleza es terrible. 
Me río de mi edad como un idiota.
Mi cuerpo se viene abajo. Gracia y fuerza se despiden.  
Ahora solo queda una piedra, donde latía un corazón. 
Pero en esta vieja carcasa aún vive un hombre joven. 
Y mi maltrecho corazón se hincha.
Me acuerdo de las alegrías, me acuerdo de las penas. 
Y vivo y amo, todos los días. 
Pienso en los años, tan pocos y que se fueron tan rápido.
Acepto el hecho de que nada puede quedar. 
Así que abrid los ojos. Abridlos y mirad.
Nada de viejo cascarrabias.
Mirad más de cerca. ¡Vedme a MÍ! 

No asumas que el viejito de tu lado ya no ve nada. Él vive y siente como tú. En cada uno de nosotros late un corazón que se mantiene joven aunque el cuerpo se estropee. Recuerda las palabras de este anciano siempre que veas a una persona mayor, y trátalo como se merece

domingo, 26 de junio de 2016

EL BORDADO DE DIOS


Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando.
Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que desde mi punto de vista lo que estaba haciendo me parecía muy confuso.

Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía:
"Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición" .
Me preguntaba por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba. Unos minutos más tarde escuchaba la voz de mi mamá diciéndome: "Hijo, ven y siéntate en mi regazo."

Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo se veía tan confuso.
Entonces mi mamá me decía: "Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba.
Había un diseño, solo lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo."

Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho: "Padre, ¿qué estás haciendo?
Él responde: "Estoy bordando tu vida."
Entonces yo le replico: "Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros, ¿por qué no son más brillantes?"


El Padre parecía decirme: "Mi niño, ocúpate de tu trabajo y no hagas el mío. Un día te traeré al Cielo y te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces entenderás" .

sábado, 4 de junio de 2016

LOS OBSTACULOS EN EL CAMINO

  
Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces, se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca.
Algunos de los comerciantes mas adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta.
Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.
Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trato de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró.
Mientras recogía su carga de vegetales, el notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.

Cada obstáculo representa una oportunidad para mejorar nuestra condición  no podemos permitir que nada nos detenga en nuestros propósito. A los obstáculos se les enfrentan y no se evitan ni se le dan rodeos. Es mas fuerte quien cae y se levanta que aquel que nunca ha caído.
El consejo de la historia: 
¡Mira cada obstáculo como algo que debe ser resuelto!

SEÑOR QUIERO SER UN TELEVISOR



Señor, no quiero pedirte nada especial ni inalcanzable, como ocurre con otros niños que se dirigen a ti cada noche
Mientras oraba antes de acostarse, un niño pidió con devoción:

“Señor, esta noche te pido algo especial: Tú eres bueno y proteges a todos los niños de la tierra, hoy quiero pedirte un gran favor, sin que se enteren mis padres.
Conviérteme en un televisor. Quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa. Es decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de la familia a mí alrededor.

“Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención y ser aquel. Aquel al que todos quieren escuchar sin interrumpirlo ni cuestionarlo. y que mis padres me cuiden como cuidan al televisor, para que me miren con el mismo interés con que mi madre mira su telenovela preferida, o mi padre su programa deportivo favorito
.

“Y tener la compañía de mi papá cuando llega a casa, aunque esté cansado del trabajo. Y que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida, en lugar de ignorarme. Quiero ver a mi madre suspirar frente a mí como lo hacen cuando mira un desfile de modas, o poder hacer reír a mi padre como lo hace cuando ve programas de humor, o simplemente que me crean cuando les cuento mis fantasías sin necesidad de decir ¡ es cierto ! yo lo escuché en la tele. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo

Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado.

Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no funciona, quiero sentir sobre mí la preocupación que experimentan mis padres cuando el televisor comienza a fallar y rápidamente llaman al técnico.
Quiero representar al televisor para ser el rey de la casa, el centro de atención que ocupa el mejor lugar para que todas las miradas se dirijan a mí.
Quiero ser televisor para ser el mejor amigo de mis padres, el héroe favorito, el que más influya en sus vidas, el que recuerde que soy su hijo y el que ojalá les mostrara mas paz que violencia.
Señor, no te pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisor.  Señor por favor déjame ser televisor aunque sea por un día.

En nuestros días el celular ha desplazado el televisor y es peor aun porque se le dedica todo el día a estos aparatos;  podemos ver personas deambulando como zombis, hablando solos y sonriéndole a un celular, ignorando todo a su alrededor, sentados en una sala haciendo visita sin hablar o mirar a quien visitan porque sus ojos están fijos en el celular.            Que tristeza …..