Una mente en conflicto
percibe conflicto, una mente en paz percibe paz…
La manera en la que
percibes el mundo depende de la cantidad de “telarañas” que has formado en tu
mente. Telarañas de: preocupación, odio, culpa, ira, tristeza, ansiedad o de
miedo que has ido tejiendo y permitiendo que nublen tu visión.
Cuando alguien esta
tranquilo y tiene paz interior, es capaz de percibir la armonía que hay en el
universo, pero si está inquieto y perturbado, todo lo que ve y escucha le
parece molesto.
De hecho, cuando una
persona está en armonía, desde que sale de su casa es capaz de disfrutarlo
todo: el ruido de las ramas que se mueven, el canto de los pájaros, voces,
risas, canciones… Todo produce una armonía.
Pero quien no está en
paz, se siente molesto por esos sonidos. Por lo que prefiere silencio absoluto,
o es muy selectivo en cuanto a los sonidos que desea escuchar.
Quiere que el mundo se
adapte a sus pretensiones y culpa a los demás por su malestar: “Yo tan feliz
que amanecí pero mi teléfono no deja de timbrar y no me dejan estar en paz”.
O la típica: “Yo tan de
buen humor que estaba pero me hiciste enojar”.
Desde ahí comienza el
día con mala actitud y probablemente así lo terminará si no se detiene a
tiempo.
Si realmente hubiera
amanecido en paz, su teléfono o las personas no le hubieran producido esa
reacción.
Debes estar consciente
de que el poder de estar en paz es completamente tuyo y que al enojarte por
causas externas o pensamientos negativos, estás entregándole todo tu poder a la
persona o situación.
Por eso, debes entender
que lo mas importante no es que el mundo cambie, sino que cambies tú.
Tienes que pedirle a tu
ser superior que armonice tu interior, para así lograr estar en armonía con la
vida.
Te comparto una de mis
lecciones de vida favoritas. Es una historia que contó Wayne Dyer en una de sus
conferencias en Toronto:
‘’Me preparaba para
hablar en una conferencia y decidí llevar una naranja al escenario conmigo,
como apoyo para mi conferencia. Entablé una conversación con un joven
brillante de unos doce años, que estaba sentado en la primera fila.
“Si tuvieras que
exprimir esta naranja tan fuerte como puedas, ¿qué saldría de ella?” Le
pregunté.
Me miró como si yo
fuera un poco loco y me dijo: “Jugo, por supuesto”.
“¿Crees que podría
salir de ella jugo de manzana?”
“No”, se rió.
“¿Y jugo de
toronja?”
“¡No!”
“¿Qué jugo saldría de
ella?”
“Jugo de naranja,
por supuesto”, contestó.
“¿Por qué? ¿Por
qué cuando exprimes una naranja sale jugo de naranja?“
Es posible que ya
estaba un poco exasperado conmigo en este punto.
“Bueno, es una
naranja y eso es lo que hay dentro”, respondió.
Asentí con la
cabeza. “Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que eres tú.
Y alguien te aprieta, ejerce presión sobre ti, dice algo que no te gusta, te
ofende. Y sale de ti ira, odio, rencor, miedo.
¿Por qué sale todo eso?”
La respuesta, como
nuestro joven amigo dijo, es porque eso es lo que hay dentro.
Es una de las
grandes lecciones de la vida.
¿Qué sale cuando
la vida te aprieta? ¿Cuando alguien te hace daño o te ofende? Si la ira, el
dolor y el miedo salen de ti, es porque eso es lo que hay dentro. No importa si
el que te exprime es tu padre, madre, tu hermano, tus hijos, tu jefe, el
gobierno. Si alguien dice algo de ti que no te gusta, lo que sale de ti es lo
que hay dentro. Y lo que hay dentro de ti, es tu creación y tu elección.
Cuando alguien ejerce
presión sobre ti y vuelcas en otros de todo, menos amor, es porque eso es lo
que has permitido que permanezca en tu interior.
Una vez que quitas
todas esas cosas negativas que no quieres en tu vida y las reemplazas con amor,
te encontrarás viviendo una vida más satisfactoria”, dice Dyer.
Y de ti, ¿qué sale cuando te aprietan?
Y de ti, ¿qué sale cuando te aprietan?
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