Hay días en que nos
invade la nostalgia, y como hoy, hacemos una retrospectiva de la vida…:cuando
los hijos están pequeños, queremos que crezcan y se defiendan solos,
estudien, logren dedicarse a lo que más les guste hacer, encuentren una pareja para
compartir sus vidas y formar un hogar; o
que logren ser felices solos si así lo
han preferido; pero… a medida que van creciendo nos vamos dando cuenta que como
el agua entre los dedos, se van soltando
de nuestras manos; y es lógico la vida no se detiene y deben ir quemando sus
etapas descubriendo el mundo con sus propios ojos enriqueciéndolo con sus
experiencias, disfrutando cada una de ellas, superando los obstáculos, cayendo
y levantándose, forjando su carácter.
Igual que hicieron los padres; los hijos buscan su
horizonte, tienen un criterio propio, y en el ciclo de la vida todo se repite,
cuando somos niños vemos a nuestros padres todo poderosos, capaces de hacer
cualquier cosa que necesitemos o se nos antoje, cuando vamos creciendo y a
pesar de lo que piensen nuestros amigos de la adolescencia, aún quedan algunos
valores y cualidades de nuestros padres que resaltamos con orgullo, aunque los
amigos empiezan a formar parte importante de sus vidas, con quienes comparten,
disfrutan y viven nuevas experiencias.
Luego cuando
empezamos la edad adulta… los hijos
asumimos nuestro papel en la vida y vamos dejando a un lado hasta la opinión de
nuestros padres, pensamos… ellos ya no están actualizados, porque son de otra
época, ( y más, si hablamos de tecnología) nosotros sabemos muy bien lo que
queremos y debemos hacer en cada situación.
Como los padres procuramos dar más comodidades y la mejor educación a
los hijos, estos, en algún momento, se sienten
con más conocimientos y de mejor posición social …como suelo decir se
creen de estrato 18 en adelante... Pero
la vida misma se encarga de mostrarnos que los padres; por amor, conocimientos, o experiencias siempre
tienen la sabiduría para guiarnos aunque no lo queramos aceptar…..pero… con los años, y al fin, llega el momento en que los valoramos tanto que consultamos su opinión para
ayudarnos a tomar las decisiones.
Cuando los padres ya no están…cómo quisiéramos poder
preguntarles su opinión, recibir el consejo oportuno, el abrazo que conforta,
la ternura que acaricia, escuchar las historias que contaban, en fin… que aún estuvieran con nosotros.
MLVR
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