martes, 23 de agosto de 2016

UN PEDACITO DE CIELO



Un campesino cansado de la rutina del campo y de tanto trabajo duro, decidió vender su finca. Como sabía que su vecino era un destacado poeta, decidió pedirle el favor que le hiciera el aviso de venta. El poeta accedió gustosamente.
El aviso decía:
"Vendo un pedacito de cielo, adornado con bellas flores y verdes árboles, hermosos prados y un cristalino río con el agua más pura que jamás hayan visto".
El poeta tuvo que marcharse por un tiempo, pero a su regreso decidió visitar... a sus nuevos vecinos, pensando que aquél hombre del aviso se había mudado. Su sorpresa fue mayor al ver al campesino trabajando en sus faenas.
El poeta preguntó: ¡Amigo! ¿No se iba de la finca? El campesino con una sonrisa le respondió: -No mi querido vecino, después de leer el aviso que usted me hizo, comprendí que tenía el lugar más maravilloso de la tierra y que no existe otro mejor...
Moraleja: No esperes a que venga un poeta para hacerte un aviso que diga lo maravillosa que es tu vida, tu hogar, tu familia y lo que con tanto trabajo hoy posees. Dale gracias a Dios porque tienes vida, salud y esperanza de poder seguir luchando para alcanzar tus metas... Que el Señor bendiga ese pedacito de cielo que es tu vida y tu familia...
Buenas tardes!!!! 

Las estaciones de la vida
Hoy tenemos un cuento corto sobre la importancia de observar durante un buen tiempo antes de formarse una opinión, ya sea sobre las personas o sobre nuestra propia vida.
Érase una vez un hombre que tenía cuatro hijos y quería que ellos aprendieran a no juzgar las cosas de manera precipitada. Entonces, se le ocurrió enviarles a ver un árbol, un peral que estaba lejos de casa.

El primer hijo fue en invierno; el segundo, en primavera; el tercero, en verano y el más joven, en otoño.
Ya que los cuatro fueron a ver el árbol y volvieron, les pidió que describieran lo que habían visto.
El primero dijo que el árbol era horrible; estaba doblado y retorcido.
El segundo dijo que no; que el árbol estaba cubierto de brotes verdes y cargado de promesas.
El tercero no estaba de acuerdo. Según él, el árbol lucía exultante y se llenaba de flores que olían divinamente.
El último tampoco coincidió con ellos. Dijo que el árbol era maduro y que de él caían muchos frutos.
Ya que todos hablaron, el padre les comentó que tenían razón, pero que cada uno de ellos sólo había visto una estación en la vida del árbol.
Lo cual le sirvió para explicar a sus hijos que no pueden juzgar a un árbol o a una persona por una única estación de su vida. Hay que fijarse en su esencia, que se conoce cuando se van cumpliendo estaciones sucesivas.
Por lo mismo, sería un error considerar nuestra vida como algo mustio y consumido por una mala estación. Pueden estar por venir la promesa de la primavera, la belleza del verano y los frutos del otoño.


TODO HIJO ES PADRE DE LA MUERTE DE SU PADRE


Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre.

Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso.

Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar.


Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana - todo corredor ahora está lejos.

Es cuando uno de los padres antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda sus medicamentos.

Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz.

Todo hijo es el padre de la muerte de su padre.

Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas.

Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres.

La primera transformación ocurre en el cuarto de baño.

Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la regadera.

La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el "destemplamiento de las aguas".

Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. No podemos dejarlos ningún momento.

La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas .

Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones.

Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros?

Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra.

Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día.

Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos.

En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento:

- Deja que te ayude .

Reunió fuerzas y tomó por primera a su padre en su regazo.

Colocó la cara de su padre contra su pecho.

Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil , tembloroso.

Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable.

Meciendo a su padre de un lado al otro.

Acariciando a su padre.

Calmado el su padre.

Y decía en voz baja :

- Estoy aquí, estoy aquí, papá!


Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí

LOS DIAS ORDINARIOS


Si crees que la vida en familia que tienes ahora, la tendrás para siempre, tal vez deberás prestar atención a los días comunes, esos que comienzan con cereal y terminan viendo películas.
Entre ellos están los días en que los niños jugaban con el perro, comían helados por los cachetes y se mecían en los columpios, tardes con manguera y lodo, que siempre terminaban en la cama, en aquellas noches de cine familiar.
Cuando el primero lloró en la puerta del kinder, pensamos que siempre llorarían al separarse de nosotros, pero todo son etapas y a su tiempo, entonces los problemas parecían enormes, las alergias, el partido perdido, peces y hamsters que morían uno tras otro. Pero en general ese mundo que teníamos mientras la familia se construía.
Era tan bello mecerlos en tu regazo oliendo a talco y cabello recién lavado, el beso y la bendición de buenas noches, dejarlos en su cuarto, para que amanecieran en el nuestro.
Las pelotas dejan de volar en el jardín, los juegos de mesa incompletos, se llenan de polvo, regalas la bañera y esperas a que salgan de la regadera, la puerta del cuarto que siempre estuvo abierta, un día se cierra y al salir con tu chico de 13 años, le extiendes la mano y él camina pasos atrás pretendiendo no conocerte.
Llegó la adolescencia, y el hijo que cargaste, se ha jorobado sobre una computadora, advertencias y consecuencias comienzan a no funcionar, las charlas de sobremesa se van esfumando, mientras llenas el refrigerador, haces de chofer, negocias permisos, asistes por las calificaciones, restringes el dinero, aprendes a textear y sobre todo a rezar por las noches, cuando han salido de fiesta, tu sueño, ahora está en alerta, aprendes a leer entre líneas, a interpretar miradas y determinar olores.
Te dicen ¿qué onda Ma? y te sorprende darte cuenta que ya no necesitan “lonche”, ni que les cierres la chaqueta, ahora necesitan tu confianza, te recuerdan a ti mismo y que habrá que dejarlos ser, saboreas distinto cada minuto, pidiendo que se alargue, das bendiciones muchas veces en el aire.
No podemos cambiar el crecimiento y debemos cambiar nuestra actitud, en vez de decir lo que habrían de corregir, piensas en lo que han superado, abrazas a tu niño de 1.80 y le susurras que lo extrañaras mientras hace su maestría en el lugar más lejano, ese torbellino de cajones azotados, ganchos caídos y música estridente, se ha ido, la casa tiene una nueva clase de silencio, como cuando esperas que el pastel salga del horno, sin poderlo abrir y cruzando los dedos porque quede bien, la leche se agria, por fin queda pastel para uno y ya no se apetece y nadie te pide que lo lleves a ningún lado.
Entonces, miras a tu compañero, si tienes esa suerte y la casa se ha hecho enorme para dos, ¿en qué momento pasó todo tan de prisa?

Toma mucho tiempo percatarse, pero definitivamente, el más maravillosos regalo es haber formado una familia, haberse involucrado en ella, porque te hicieron desinteresado, comprometido y al final convencido de soltar, en su tiempo, en su momento, el tiempo que pedías para ti, luego te sobra y Dios no se equivoca, ahora sabes lo que quieres, como se consigue y como se disfruta, pero sobre todo, ahora entiendes como se ama, porque ya sabes lo precioso y lo perfecto de haber vivido esos “Días Ordinarios”.
autor:katrina Kenison

QUE HAY DENTRO DE TI


Una mente en conflicto percibe conflicto, una mente en paz percibe paz…
La manera en la que percibes el mundo depende de la cantidad de “telarañas” que has formado en tu mente. Telarañas de: preocupación, odio, culpa, ira, tristeza, ansiedad o de miedo que has ido tejiendo y permitiendo que nublen tu visión.
Cuando alguien esta tranquilo y tiene paz interior, es capaz de percibir la armonía que hay en el universo, pero si está inquieto y perturbado, todo lo que ve y escucha le parece molesto.
De hecho, cuando una persona está en armonía, desde que sale de su casa es capaz de disfrutarlo todo: el ruido de las ramas que se mueven, el canto de los pájaros, voces, risas, canciones… Todo produce una armonía.
Pero quien no está en paz, se siente molesto por esos sonidos. Por lo que prefiere silencio absoluto, o es muy selectivo en cuanto a los sonidos que desea escuchar. 
Quiere que el mundo se adapte a sus pretensiones y culpa a los demás por su malestar: “Yo tan feliz que amanecí pero mi teléfono no deja de timbrar y no me dejan estar en paz”.
O la típica: “Yo tan de buen humor que estaba pero me hiciste enojar”. 
Desde ahí comienza el día con mala actitud y probablemente así lo terminará si no se detiene a tiempo.
Si realmente hubiera amanecido en paz, su teléfono o las personas no le hubieran producido esa reacción. 
Debes estar consciente de que el poder de estar en paz es completamente tuyo y que al enojarte por causas externas o pensamientos negativos, estás entregándole todo tu poder a la persona o situación.
Por eso, debes entender que lo mas importante no es que el mundo cambie, sino que cambies tú.
Tienes que pedirle a tu ser superior que armonice tu interior, para así lograr estar en armonía con la vida.
Te comparto una de mis lecciones de vida favoritas. Es una historia que contó Wayne Dyer en una de sus conferencias en Toronto:
‘’Me preparaba para hablar en una conferencia y decidí llevar una naranja al escenario conmigo, como  apoyo para mi conferencia. Entablé una conversación con un joven brillante de unos doce años, que estaba sentado en la primera fila.
 “Si tuvieras que exprimir esta naranja tan fuerte como puedas, ¿qué saldría de ella?” Le pregunté.
 Me miró como si yo fuera un poco loco y me dijo: “Jugo, por supuesto”.
 “¿Crees que podría salir de ella  jugo de manzana?”
 “No”, se rió.
 “¿Y jugo de toronja?”
 “¡No!” 
“¿Qué jugo saldría de ella?”
 “Jugo de naranja, por supuesto”, contestó.
 “¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimes una naranja sale jugo de naranja?“
 Es posible que ya estaba un poco exasperado conmigo en este punto.
 “Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro”, respondió.
 Asentí con la cabeza. “Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que eres tú. Y alguien te aprieta, ejerce presión sobre ti, dice algo que no te gusta, te ofende. Y sale de ti ira, odio, rencor, miedo.
¿Por qué sale todo eso?”
 La respuesta, como nuestro joven amigo dijo, es porque eso es lo que hay dentro.
 Es una de las grandes lecciones de la vida.
 ¿Qué sale cuando la vida te aprieta? ¿Cuando alguien te hace daño o te ofende? Si la ira, el dolor y el miedo salen de ti, es porque eso es lo que hay dentro. No importa si el que te exprime es tu padre, madre, tu hermano, tus hijos, tu jefe, el gobierno. Si alguien dice algo de ti que no te gusta, lo que sale de ti es lo que hay dentro. Y lo que hay dentro de ti, es tu creación y tu elección.
Cuando alguien ejerce presión sobre ti y vuelcas en otros de todo, menos amor, es porque eso es lo que has permitido que permanezca en tu interior.

 Una vez que quitas todas esas cosas negativas que no quieres en tu vida y las reemplazas con amor, te encontrarás viviendo una vida más satisfactoria”, dice Dyer.
Y de ti, ¿qué sale cuando te aprietan?

VIVE CADA MOMENTO



No fijes tus objetivos con base a lo que los otros consideren importante. Solo tú estás en condiciones de escoger lo que es mejor para ti.
Haz  respetar y da el valor a las cosas más queridas por ti. Aférrate a  ellas como a la propia vida. Sin ellas la vida carece de sentido.
No dejes que la vida se te escape entre los dedos por vivir en el pasado o en el futuro. Si vives el día a día, vivirás todos los días de tu vida.
No te rindas  cuando aún seas capaz de un esfuerzo más. Nada termina hasta el momento en que se deja de intentar.
No temas admitir que no eres perfecto. No temas asumir riesgos. Es corriendo riesgos como aprendemos a ser valientes.
No excluyas el amor de tu vida diciendo que no puedes encontrarlo.
La mejor forma de recibir amor es dándolo. La forma más rápida de quedar sin amor es apegándose demasiado a sí mismo. La mejor forma de mantener el amor es darle alas.
No corras tanto en la vida hasta el punto de olvidar donde estuviste y a dónde vas.
No tengas miedo de aprender. El conocimiento es ligero. Es un tesoro que se puede cargar fácilmente.
No uses imprudentemente el tiempo o la palabra. No se pueden recuperar. La vida no es una carrera, más bien es un viaje que se debe disfrutar a cada paso.
Recuerda: El ayer es historia. El mañana es un misterio y el hoy es una dádiva. Por eso se llama presente
Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, ¡por eso ámala !.
Vive intensamente y recuerda:
Antes de hablar...¡Escucha !           Antes de escribir... ¡Piensa !      Antes de criticar...¡Examina ! Antes de herir...¡Siente !         Antes de orar ¡Perdona !           Antes de gastar... ¡Gana ! Antes de rendirte ¡Intenta !           ANTES DE MORIR...¡¡ VIVE !! "


LA 5 BOLAS EN TU VIDA



Estos son algunos fragmentos del discurso de Brian Dyson, ex-presidente de Coca-cola, en una conferencia en la Universidad Americana, en la que habló sobre la relación entre el trabajo y los otros compromisos de la vida:
Imaginad la vida como un juego, en el que hacéis malabarismos con cinco bolas que lanzáis al aire. Esas bolas son: el trabajo, la familia, la salud, los amigos y el espíritu.
El trabajo es una bola de goma. Si se cae, botará en el suelo y volverá hacia arriba. Pero las otras cuatro son de cristal, frágiles; si cayesen al suelo, se romperían y quedarían permanentemente dañadas, astilladas o incluso rotas. Nunca volverá a ser lo mismo.

Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo...crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.
Aunque no nos damos cuenta, nos dejamos absorber por la vida laboral  de tal manera que llega a ocupar el primer puesto en las prioridades de nuestra vida; apoyándonos y justificándonos en alguna medida  en que la estabilidad laboral nos proporciona la seguridad de un bienestar económico y familiar, poder acceder a beneficios en salud, y dedicar un espacio para la recreación y la vida social.
Pero necesitamos equilibrar estos cinco aspectos en nuestra vida, es cierto hay que ser disciplinado y  hacer nuestro trabajo lo mejor posible, y dar lo mejor de nosotros en cumplir nuestra labor, sin excedernos, porque hay que tener  en cuenta que no somos indispensables en ningún empleo; igual te mueres o te despiden y al día siguiente otra persona igual o más capacitada que tu ocupará tu puesto….. La vida continúa. 
 Tu familia necesitaba compartir con tigo,  que no se te pase el tiempo, ver crecer los hijos no tiene precio, compartir sus aficiones, conocer sus amigos y estar al tanto de sus gustos y lo que no le gusta, compartir con tu pareja, tu familia es una buena forma de distribuir el tiempo.
La vida social, compartir con los amigos, es algo que no es superfluo, en la medida que nos saca de la rutina proporciona bienestar.
El exceso de trabajo nos hace descuidar la salud, muchas veces  anteponemos las responsabilidades laborales    ante un malestar o dolencia, porque no se tiene tiempo para atender su salud…. Cuando se enferme y no pueda ir al trabajo como van a hacer sin ti?  De alguna manera se las arreglaran…. recordemos; no somos indispensables.
La tranquilidad espiritual, estar bien con nosotros y con los demás es fácil conseguirlo haciendo las cosas correctamente, sin dañar a nadie, y apoyándonos en el ser superior de nuestra creencia.

Comprende esto y busca el equilibrio en la vida.