lunes, 30 de enero de 2023

HAY AMIGOS...

 Hay amigos eternos, amigos que son de piel y otros que son de hierro.

Hay amigos del tiempo, de la escuela, del trabajo, de la facultad.
Amigos que se aprenden, otros que se eligen, y amigos que se adoptan.
Hay amigos del alma, del corazón, de la sangre.
Hay amigos de vidas pasadas, amigos para toda la vida. Hay amigos que son más que amigos.
Hay amigos que son hermanos, otros que son padres; también hay amigos que son hijos.
Hay amigos que están en las buenas, otros que están en las malas, hay amigos que están siempre. Amigos que se ven, otros que se tocan, otros que se escriben. Por supuesto que hay amigos que se van, que nos dejan; hay amigos que vuelven y otros que se quedan.
Hay amigos inmortales, amigos de la distancia.
Hay amigos que se extrañan, que se lloran, que se piensan. Amigos que se desean, que se abracen, que se miran.
Hay amigos de noche, de siestas, de madrugadas. Hay amigos hombres, amigos mujeres, amigos perros.
Hay amigos que deliran, otros que son poetas. Hay de los que dicen todo, amigos que no hacen falta decirlos. Amigos nuevos, viejos, viejos amigos.
Hay amigos sin edad, amigos gordos, flacos. Hay amigos que no nos llaman, que tampoco llamamos. Con poco tiempo, amigos desde hace una hora, desde recién.
Hay amigos que dejamos ir, otros que no pueden venir, amigos que están lejos amigos del barrio.
Amigos de la palabra, amigos de lo ajeno, amigos incondicionales.
Hay también amigos invisibles, amigos sin lugar, amigos de la calle.
Amigos míos, amigos tuyos, amigos nuestros.
Hay muchos amigos; amigos en común, amigos del teatro, de la música, amigos de verdad.
Hay amigos que están tristes, otros que están alegres, otros que simplemente no están.
Hay amigos que se la pasan en la luna, otros en el campo, y otros en el cielo.
Todos, absolutamente todos los amigos tienen algo en común: son INDISPENSABLES.


sábado, 21 de enero de 2023

SOLO SEMILLAS

 Cuentan que un joven paseaba una vez por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio sobre cuya marquesina se leía un extraño rótulo: "La Felicidad".

Al entrar descubrió que, tras los mostradores, quienes despachaban eran ángeles. Y, medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó.

- "Por favor, ¿qué venden aquí ustedes?"

- "¿Aquí? -respondió el ángel-. Aquí vendemos absolutamente de todo".

"¡Ah! - dijo asombrado el joven -. Sírvanme entonces el fin de todas las guerras del mundo; muchas toneladas de amor entre los hombres; un gran bidón de comprensión entre las familias; más tiempo de los padres para jugar con sus hijos..."

Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, le cortó la palabra y le dijo: "Perdone usted, señor. Creo que no me he explicado bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas."

ZAPATOS PARA ESTAR CON JESUS

 Sólo faltaban cinco días para la Navidad. Aún no me había atrapado el espíritu de estas fiestas. Los estacionamientos llenos, y dentro de las tiendas, el caos era mayor. No se podía ni caminar por los pasillos. ¿Por qué vine hoy?, me pregunté.

Me dolían los pies lo mismo que mi cabeza. En mi lista estaban los nombres de personas que decían no querer nada, pero yo sabía que si no les compraba algo se resentirían. Llené rápidamente mi carrito con compras de último minuto y me dirigí a las colas de las cajas registradoras. Escogí la más corta, calculé que serían por lo menos 20 minutos de espera.

Frente a mí había dos niños, uno de 10 años y su hermana de 5. Él iba mal vestido con un abrigo raído, zapatos deportivos muy grandes, probablemente 3 tallas más grande. Los jeans le quedaban cortos. Llevaba en sus sucias manos unos cuantos billetes arrugados. Su hermana iba vestida parecido a él, sólo que su pelo estaba enredado. Ella llevaba un par de zapatos de mujer dorados y resplandecientes.

Los villancicos navideños resonaban por toda la tienda y yo podía escuchar a la niñita tararearlos. Al llegar a la caja registradora, la niña le dio los zapatos cuidadosamente a la cajera, como si se tratara de un tesoro. La cajera les entregó el recibo y dijo: son $16.09. El niño puso sus arrugados billetes en el mostrador y empezó a rebuscarse los bolsillos. Finalmente contó $13.12. Bueno, creo que tendremos que devolverlos, volveremos otro día y los compraremos, añadió. Ante esto la niña dibujó un puchero en su rostro y dijo: "Pero a Jesús le hubieran encantado estos zapatos". Volveremos a casa trabajaremos un poco más y regresaremos por ellos. No llores, vamos a volver.

Sin tardar, yo le completé los tres dólares que faltaban a la cajera. Ellos habían estado esperando en la cola durate un buen rato y después de todo, era Navidad. Y en eso un par de bracitos me rodearon con un tierno abrazo y una voz me dijo, muchas gracias señor.

Aproveché la oportunidad para preguntarle qué había querido decir cuando dijo que a Jesús le encantarían esos zapatos. Y la niña, con sus grandes ojos redondos, me respondió:

"Mi mamá está enferma y yéndose al cielo. Mi papá nos dijo que se iría antes de Navidad para estar con Jesús. Mi maestra de catecismo dice que las calles del cielo son de oro reluciente tal como estos zapatos. ¿No se le verá a mi mamá hermosa caminando por esas calles con estos zapatos?"

Mis ojos se inundaron al ver una lágrima bajar por su rostro radiante. Por supuesto que sí, le respondí. Y en silencio, le di gracias a Dios por usar a estos niños para recordarme el verdadero valor de las cosas.

PREGÚNTAME


Señor, si un día estuviera sofocado, agobiado, harto de la vida, con deseos de desaparecer, de morir, insatisfecho conmigo mismo y con el mundo a mi alrededor...

Pregúntame si quiero cambiar la mesa puesta por los restos que tantos buscan en la basura;

Pregúntame si quiero cambiar mis pies por una silla de ruedas;

Pregúntame si quiero cambiar mi voz, por las señas;

Pregúntame si quiero cambiar el mundo de los sonidos por el silencio de los que no oyen nada;

Pregúntame si quiero cambiar el diario que leo y después echo al contenedor de reciclaje, por la miseria de los que van a buscarlo para hacerse con él una manta;

Pregúntame si quiero cambiar mi salud, por las enfermedades de tanta gente;

Pregúntame si quiero cambiar la luz por las tinieblas;

Pregúntame hasta cuándo no reconoceré tus bendiciones, para hacer de mi vida un himno de alabanza y gratitud y decir, todos los días, desde el fondo de mi corazón:

¡Gracias Señor por este nuevo día!

jueves, 22 de septiembre de 2022

LA VACA NO DA LECHE

 Un campesino acostumbraba a decirles a sus hijos cuando eran niños:

—Cuando tengan 12 años les contaré el secreto de la vida.
Cuando el más grande cumplió los 12 años, le preguntó ansiosamente a su padre cuál era el secreto de la vida.
El padre le respondió que se lo iba a decir, pero que no debía revelárselo a sus hermanos.
—El secreto de la vida es este: La vaca no da leche.
—¿Qué dices?, preguntó incrédulo el muchacho.
—Tal cual lo escuchas, hijo: La vaca no da leche, hay que ordeñarla. Tienes que levantarte a las 4 de la mañana, ir al campo, caminar por el corral lleno de excremento, atar la cola y las patas de la vaca, sentarte en el banquito, colocar el balde y hacer los movimientos adecuados.
Ese es el secreto de la vida. La vaca, la cabra, no dan leche. Las ordeñas… o no tienes leche.
Hay una generación que piensa que las vacas DAN leche.
Que las cosas son automáticas y gratis: deseo, pido, y obtengo.
“Hay quienes piensan que las vacas dan la leche. Que las cosas son automáticas y gratuitas. No. La vida no es cuestión de desear, pedir y obtener. Las cosas que uno recibe son el esfuerzo de lo que uno hace.
La felicidad es el resultado del esfuerzo. La ausencia de esfuerzo genera frustración.
Así que, recuerden compartir con sus hijos, desde pequeños, este secreto de la vida. Para que no crean que el gobierno, o sus padres, o sus lindas caritas van a conseguirles leche cual vaca lechera. NO.
Las vacas no dan leche. Hay que trabajar por ella.

BUSCANDO EMPLEO

 Era un hijo que no le gustaba vivir en casa de su padre, por la constante "irritación" de su parte.

"Sí no vas a usarlo apaga el ventilador”, “la TV está encendida en la sala donde no hay nadie.. ¡Apágala!”, “cierra la puerta”, “No gastes tanto el agua”; al hijo no le gustaba que su padre lo molestara por esas pequeñas cosas.
Él tuvo que tolerarlas hasta cierto día en que recibió una invitación para una entrevista de trabajo.
′′Tan pronto como consiga el trabajo, voy a dejar esta ciudad. No escucharé ni una queja más de mi padre”, fue lo que pensó.
Cuando salía a la entrevista, el papá le aconsejó:
"Responde a las preguntas que se te hagan sin dudar. Incluso si no sabes la respuesta, menciónalo con confianza."
Él le dio más dinero del que realmente necesitaba para asistir a la entrevista.
El hijo llegó al lugar de la entrevista y se dio cuenta de que no había guardias de seguridad en la puerta.
Aunque la puerta estaba abierta hacia afuera, probablemente era una molestia para las personas que pasaban o entraban por ahí. Él cerró la puerta y entró en la oficina.
En ambos lados del camino, pudo ver hermosas flores, pero el jardinero había dejado la llave abierta y el agua en la manguera no dejaba de correr.
El agua se desbordaba en el camino, él levantó la manguera, la cambió de lugar y la puso cerca de otras plantas que la necesitaban.
No había nadie en el área de recepción, sin embargo, había un anuncio donde decía que la entrevista sería en el primer piso.
Subió lentamente las escaleras.
La luz todavía estaba encendida a las 10 am, probablemente desde la noche anterior.
Él recordó la advertencia de su padre:
′′¿Por qué estás saliendo de la sala sin apagar la luz?”, parecía que podía escucharlo ahora. Incluso sintiéndose molesto por éste pensamiento buscó el interruptor y apagó la luz.
Arriba, en un gran salón, vio a más personas sentadas, esperando a su vez, él miró la cantidad de personas y se preguntó si tenía alguna oportunidad de conseguir el trabajo.
Entró en el pasillo con algo de nervios y pisó el tapete de "Bienvenida", colocado cerca de la puerta, pero se dio cuenta de que estaba boca abajo.
Enderezó el tapete con algo de irritación.
Los hábitos son difíciles de olvidar.
Él vio que en las filas al frente había muchas personas amontonadas esperando, mientras que las filas de atrás estaban vacías y varios ventiladores estaban funcionando junto a estos asientos.
Él escuchó la voz de su padre de nuevo:
′′¿Por qué los ventiladores están conectados en el área donde no hay nadie?"
Apagó los ventiladores que no eran necesarios y se sentó en una de las sillas vacías.
Vio a muchos hombres entrar a la sala de entrevista y salir inmediatamente por otra puerta.
Así que no había manera de que alguien adivinara lo que se estaba preguntando en la entrevista.
Cuando llegó su turno, él se detuvo ante el entrevistador con cierta preocupación.
El responsable tomó sus papeles y sin mirarlos, preguntó:
- ¿Cuándo puedes empezar a trabajar?
Él pensó :
′′¿Será una pregunta capciosa que se está haciendo en la entrevista o es en serio que me están ofreciendo el trabajo?"
- ¿Qué estás pensando?, -preguntó el jefe-..
...no le hacemos preguntas a nadie aquí, pues creemos que a través de ellas no podremos evaluar las habilidades de alguien.
Por lo tanto, nuestra prueba es evaluar las actitudes de la persona.
Hicimos algunas pruebas basadas en el comportamiento de los candidatos y observamos a todos a través de cámaras de CCTV.
Ninguno de los que vinieron aquí hoy, hizo nada para arreglar la puerta, la manguera, el tapete de bienvenida, apagar los ventiladores o las luces que estaban funcionando inútilmente..
...Tú fuiste el único que lo hizo, por eso decidimos seleccionarte para el trabajo, -dijo el jefe-.
Él siempre solía molestarse con la disciplina de su padre, pero hasta ese momento, se dió cuenta de que gracias a ello, consiguió su primer trabajo.
Su irritación e ira por su padre desaparecieron completamente, decidió que llevaría a su padre también al trabajo y regresó a casa feliz.
Todo lo que nuestros padres nos dicen es solo por nuestro bien, deseando un futuro brillante para nosotros!
Para convertirnos en un ser humano de valor, necesitamos aceptar amonestaciones, correcciones y orientación, que eliminen los malos hábitos y comportamientos . Eso es lo que nuestros padres hacen cuando nos disciplinan.
Nuestro padre es nuestro maestro cuando tenemos cinco años; un "villano" cuando tenemos alrededor de veinte años y una guía toda la vida.
Las madres pueden ir a la casa de sus hijos cuando envejezcan; pero el padre no sabe hacer eso.
No sirve de nada lastimar a tus padres cuando están vivos y lamentar cuando se vayan.
Trátalos bien siempre.

LA ACTITUD FRENTE A LA VIDA

 Lucas era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba, el respondía:


- "No puedo estar mejor".

Era un gerente único, un motivador natural: Si un empleado tenía un mal día, Lucas estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación.

Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Lucas y le pregunté:

No lo entiendo... ¡no es posible ser una persona positiva todo el tiempo! ¿Cómo lo haces?.. Lucas respondió:

"Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: Lucas, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen humor".

"Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello".

"Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida".

- Sí, claro, pero no es tan fácil, protesté.

- "Sí lo es", dijo Lucas. "Todo en la vida se trata de elegir. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección".

"Tú eliges cómo reaccionas ante cada situación, tú eliges cómo la gente afectará a tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen humor o mal humor". "En resumen, TÚ ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".

Reflexioné sobre lo que Lucas me dijo...

Poco tiempo después, dejé el mundo de los restaurantes para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Lucas, cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.
Varios años más tarde, me enteré que Lucas hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante: dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Lucas fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una Clínica.

Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Lucas fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo. Me encontré con Lucas seis meses después del incidente y cuando le pregunté cómo estaba, me respondió:

- "No puedo estar mejor".

Le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó:

- Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás.


Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: Podía elegir vivir o podía
elegir morir. Elegí vivir".

- ¿No sentiste miedo?, le pregunté. Lucas continuó:

- "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: Es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión.

- ¿Qué hiciste?, pregunte.

- "Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo le dije: Sí, a las balas - Mientras reían, les dije: estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".

Lucas vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente. La ACTITUD, al final, lo es todo.