viernes, 25 de marzo de 2016

TESTIMONIO SOBRE EL MATRIMONIO


Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando ésta se apaga en lugar de entrar en la hueca monotonía del matrimonio. El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente:
Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayó. Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. A toda velocidad, rebasando, sin respetar los semáforos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido.

Durante el sepelio, mi padre no habló; su mirada estaba perdida. Casi no lloró. Esa noche sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas; él pidió a mi hermano teólogo que le dijera dónde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturas de cómo y dónde estaría ella. Mi padre escuchaba con atención, de pronto pidió que lo lleváramos al cementerio. "Papá", respondimos, "son las 11 de la noche! no podemos ir al cementerio ahora".

Alzó la voz y con una mirada vidriosa dijo: "No discutan conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años". Se produjo un momento de respetuoso silencio, no discutimos más.
Fuimos al cementerio, pedimos permiso para acceder y con una linterna llegamos a la lápida. Mi padre la acarició, oró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos: "Fueron 55 años......¿saben?, nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así". Hizo una pausa y se limpió la cara. "Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis. Cambié de empleo", continuó. "Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la pérdida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores...
Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por qué?, porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto, que no me hubiera gustado que sufriera...".

Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas. Lo abrazamos y él nos consoló: "Todo está bien, podemos irnos a casa; ha sido un buen día".
Esa noche entendí lo que es el verdadero amor; dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, ni con el sexo, mas bien se vincula al trabajo, al complemento, al cuidado y, sobre todo, al verdadero amor que se profesan dos personas realmente comprometidas".

Cuando el maestro terminó de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron rebatirle; ese tipo de amor era algo que no conocían. Ojalá algún día puedas encontrar un amor así, y si lo encuentras, jamás, pero jamás lo dejes ir...


Oración para empezar un año nuevo

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.
      Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
     Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
    Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.
    También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.
      En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.
     Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.   Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.    
      Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.    Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.

     Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI.   Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad . Amén.

martes, 22 de marzo de 2016

LAS BUENAS PERSONAS


Las personas buenas saben madrugar con el sol, saludan con amor cada amanecer; están alegres, activas y optimistas; hablan poco y con sencillez; no hablan mal de nadie; elogian, estimulan y sirven sin interés, tienen para los demás un buen deseo; no hablan de sí mismos, saben perdonar, no maldicen, no mienten, no engañan, no exageran, ni tergiversan.
Las personas buenas procuran ser pacientes y humildes; hacen algo por la felicidad de otros, conceden la razón y no disputan; reconocen sus errores y sus limitaciones; no se creen sabios ni poderosos, ni mejores que los demás; no humillan, ni acusan, ni subestiman, ni censuran la moral ajena.

Las personas buenas son sinceras, leales y agradecidos; no revelan secretos ni propios ni ajenos; no ridiculizan, ni maltratan; saben mirar y sonreír como los niños; no ponen acechanzas ni subyugan, no gritan ni amenazan; saben usar sus manos solo para aliviar, enseñar y bendecir.

Las personas buenas tienen la capacidad de compartir su vida con los demás. Son gente honesta, tanto en las palabras como en los hechos; son sinceros y compasivos, y siempre se aseguran de que el amor forme parte de todas las cosas que hacen.

Las personas buenas tienen la capacidad de brindarse a los demás y ayudarlos frente a los cambios que enfrentan en la vida. No temen mostrarse vulnerables; creen en su singularidad y están orgullosos de ser lo que son.

Las personas buenas se permiten el placer de acercarse a los demás y preocuparse por su felicidad. Han llegado a comprender que es el amor lo que marca toda la diferencia en la vida.


Las personas buenas no dicen todo lo que saben; aprecian a los demás y cuanto hacen, no son avaros ni envidiosos; actúan con serenidad y con decoro; se adaptan a todo y a todos, no hacen chismes, saben callar y no se meten nunca en vidas ajenas; aman a su cónyuge y son fieles; en la prosperidad no se envanecen, y la desgracia no los abate, porque saben hacer la voluntad del Padre, cualquiera sea la idea o creencia que tengas de Él.

FACIL- DIFICIL

Fácil es ocupar un lugar en la agenda telefónica.
Difícil es ocupar el corazón de alguien...

Fácil es juzgar los errores de otros
Difícil es reconocer nuestros propios errores.

Fácil es hablar sin pensar
Difícil es frenar la lengua.
Fácil es herir a quien nos ama.
Difícil es curar esa herida...
Fácil es perdonar a otros
Difícil es pedir perdón.

Fácil es dictar reglas.
Difícil es seguirlas...

Fácil es soñar todas las noches.
Difícil es luchar por un sueño...

Fácil es exhibir la victoria.
Difícil es asumir la derrota con dignidad...

Fácil es admirar una luna llena.
Difícil es ver su otra cara...

Fácil es tropezar en una piedra.
Difícil es levantarte...

Fácil es disfrutar la vida todos los días.
Difícil es darle el verdadero valor...

Fácil es orar todas las noches.
Difícil es encontrar a Dios en las cosas pequeñas...

Fácil es prometerle algo a alguien.
Difícil es cumplirle esa promesa...

Fácil es decir que amamos.
Difícil es demostrarlo todos los días...

Fácil es criticar a los demás.
Difícil es mejorar uno mismo...

Fácil es cometer errores.
Difícil es aprender de ellos...

Fácil es llorar por el amor perdido.
Difícil es cuidarlo para no perderlo...

Fácil es pensar en mejorar.
Difícil es dejar de pensarlo y realmente hacerlo...

Fácil es pensar mal de otros
Difícil es darles el beneficio de la duda...

Fácil es recibir
Difícil es dar.

Pídele al Señor que estas cosas que se te hacen difíciles, se conviertan en fáciles.

LA FAMILIA

Tropecé con un extraño que pasaba y le pedí perdón. Él contestó: Discúlpeme por favor; no lo vi. Fuimos muy educados, seguimos nuestro camino, nos despedimos; pero en casa es otra historia al tratar a los nuestros, ancianos o jóvenes.
Más tarde, al estar cocinando, estaba mi hijo muy cerca de mí. Al girarme, casi le pego. "¡Quítate!", le espeté. Él se retiró dolido, sin que yo notara lo duro que le hablé.
Al acostarme Dios me dijo suavemente: "Trataste al extraño cortésmente, pero fuiste brusca con el niño que amas. Ve a la cocina y encontrarás unas flores en el piso, cerca de la puerta. Son las flores que cortó y te trajo. Amarillas, rosas y una azul. Estaba calladito para darte la sorpresa y no viste las lágrimas que llenaron sus ojos." Me sentí miserable y empecé a llorar.
Suavemente me acerqué y me arrodillé junto a su cama y le dije:
"¡Despierta pequeño, despierta!". ¿Son éstas las flores que cortaste para mí? Él sonrió.
-"Las encontré junto al árbol. Las tomé porque son bonitas como tú, en especial la azul."

-"Hijo, siento mucho lo que hice, no te debí gritar".
Él contestó, "Está bien mami. Yo te quiero de todos modos."
-"Yo también te quiero y me gustan las flores, especialmente la azul".

Toma en cuenta que si morimos mañana, en cosa de días la empresa cubre el puesto; pero la familia que dejamos sentirá la pérdida por el resto de su vida. Piensa en ello, nos entregamos más al trabajo que a nuestra familia....¿No crees que es una inversión poco inteligente?.

Ten en cuenta siempre lo que dijo el Papa Francisco sobre la familia: "Tener un lugar a donde ir, se llama Hogar. Tener personas a quienes amar, se llama Familia y tener ambas, se llama Bendición"

UNA SONRISA

Una sonrisa cuesta poco, pero vale mucho.
Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece.
Dura, sólo un instante y su recuerdo, a veces, perdura por toda una vida.
No hay nadie tan rico que no la necesite, ni nadie tan pobre que no la pueda dar.
Produce felicidad en el hogar, prosperidad en los negocios y es contraseña entre los amigos.
Es descanso para el cansado, luz para el desolado, sol para el triste y antídoto para los problemas.
No se puede comprar ni pedir prestada, tomarla o robarla, sirve sólo como regalo.
Y nadie necesita tanto de una sonrisa como quien se olvidó de sonreír.
Sonríe siempre porque la sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir y lo mejor que podemos dar.
Si con las prisas me olvido de darte una sonrisa, discúlpame: ¿Tendrías la bondad de darme una de las tuyas?
Porque una sonrisa es la mejor cédula de identidad que tenemos para caminar por la vida.

LA HUMANIDAD TIENE NECESIDAD DE TI



Si la nota dijese: una nota no hace una melodía,... no habría sinfonía.
Si la palabra dijese: una palabra no puede hacer una página.... no habría libro.
Si la piedra dijese: una piedra no puede levantar una pared.... no habría casa.
Si la gota dijese: una gota no puede formar un río,... no habría océano.
Si el grano de trigo dijese: un grano no puede sembrar un campo ... no habría cosecha.
Si el hombre dijese: un gesto de amor no puede salvar a la humanidad nunca habría justicia, ni paz, ni dignidad, ni felicidad sobre la tierra.
Ama y obra de verdad, pues sólo el amor puede vencer al sufrimiento y el peso del amor que pones en el mundo aunque tú no veas su fruto, da una nueva sangre al cuerpo cansado de la humanidad.

Porque así como la sinfonía necesita de cada nota, como el libro necesita de cada palabra, como la casa necesita de cada piedra, como la cosecha necesita de cada grano de trigo, la humanidad entera tiene necesidad de ti, allí donde estés, ya que eres único, y por tanto irreemplazable.