domingo, 16 de agosto de 2015

UNA FACTURA PARA MAMÁ


Guillermo se parecía mucho a su papá. Todo el mundo lo notaba. Se llamaba igual que su papá. Hasta caminaba y hablaba como su papá. Un día mientras Guillermo pensaba en eso, se dijo: “Todos dicen que soy como Papá. Pero hay algo en que no nos parecemos. Papá gana su dinero y yo no gano nada, aunque trabajo mucho aquí en casa.
Todo el que trabaja recibe un sueldo. Yo trabajo más que todo para mi mamá. Le cobraré a Mamá por el trabajo que hago y así tendré dinero para gastar”.
Cuanto más consideraba el asunto, más le parecía la idea de cobrarle a su mamá. Un día buscó papel y un lápiz. 
Comenzó a hacerle una factura a la mamá. Sabía bien como hacerla, a la izquierda apuntó el trabajo que él hacía, y a la derecha la cantidad que cobraba.
Guillermo decidió cobrarle por semana. Como título escribió: “Lo que Mamá le debe a Guillermo”. Después hizo la lista:
Cargar leña……………………….$0,50
Cargar agua………………………$0,50
(Estos dos trabajos eran pesados y los hacía a diario. Sin duda valían más que $0,50, pero decidió conformarse con esa cantidad).
Ir a la tienda……………………..$0,50
(No le tocaba ir a menudo, pero la tienda quedaba bastante lejos y le costaba cargar las compras.) Siguió escribiendo:
Cuidar a la hermanita……………$0,75
(Mamá la ponía en el cochecito, y le decía:”Llévala a la veranda y no la dejes llorar,”Así que le tocaba pasearla, mientras los amigos que pasaban por allí le decían:”¡Hola, niñera!; ¡Eres una chica!”. Por supuesto que esa humillación valía $0,75.) Siguió listando:
Barrer el portal……………………$0,25
(El portal abarcaba los dos lados de la casa y había que barrerla a menudo)
Cortar el césped y desyerbar…..$0,50
(Éste era el trabajo más duro. Siempre había algo que desyerbar)
La factura parecía bastante grande. Por el momento Guillermo no quiso hacerla más grande. Sumó las cantidades y escribió:
Total de lo que Mamá le debe a Guillermo……..$3,00
¡Qué plan tan bueno! ¡Qué bien lo iba a pasar, comprando goma de mascar, canicas y golosinas!
No hallaba como entregarle a su mamá la factura. No le parecía la idea de solamente presentársela y decir: “Mamá, aquí tiene una factura de lo que me debe”. Decidó ponerla debajo del palto de su mamá justo antes de la cena.
Cuando la mamá encontró la factura, la metió en el bosillo de su delantal sin decir nada. Terminaron de cenar y lavaron los platos. Mamá todavía no había dicho nada de la factura. Se acostaron sin que se hubiera dicho algo de pagarle a Guillermo. Él se preguntaba cuando le pagaría su mamá. Le costó conciliar el sueño. A la mañana siguiente, al despertarse, lo primero que pensó fue: “Me pregunto cuando me va a pagar”. Pasó la hora del desayuno y la del almuerzo, sin que la mamá comentara algo de la factura o que la pagara.
Llegó la hora de la cena. Después de pedir la bendición por la comida, Guillermo encontró un papelito debajo de su plato. Comenzó a leerlo. El título decía: “Lo que Guillermo le debe a Mamá”.
-”Yo no sabía que le debía algo”- se dijo para sí Guillermo. Siguió leyendo:
Preparar tres comidas diarias los 365 días del año…………………………$0,00
Cuidar a Guillermo cuando está enfermo…………………………………….$0,00
Remendar la ropa de Guillermo………………………………………………..$0,00
Lavar y planchar la ropa de Guillermo………………………………………..$0,00
Seguía una lista de todo lo que hace una madre por sus hijos. Después decía:
Total de lo que Guillermo le debe a Mamá…………………………………..$0,00
Cuando Guillermo terminó de leer la factura, se bajó de la silla. Se acercó a su mamá y la abrazó mientras le decía:
-Mamá, si me perdona, le prometo nunca hacerle otra factura

El hombre y el mundo


 

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención.

De repente se encontró con una revista en donde venía el mapa del mundo ¡Justo lo que precisaba!. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: -”Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie”.

Entonces calculó que al pequeño le llevaría días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. -”Papá, ya hice todo, conseguí terminarlo”.

Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.

Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?

-Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?

-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre…

Así que dí vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que si sabía como era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo

Los dos sacos


 

Hay una antigua leyenda acerca de tres hombres, cada uno de los cuales, cargaba dos sacos, sujetos a sus cuellos, uno al frente y el otro a sus espaldas.

Cuando al primero de ellos le preguntaron que había en sus sacos, el dijo: -Todo cuanto de bueno me han dado mis amigos se halla en el saco de atrás, ahí fuera de la vista, y al poco tiempo olvidado. El saco de enfrente contiene todas las cosas desagradables que me han acontecido y, en mi andar, me detengo con frecuencia, saco esas cosas y las examino desde todos los ángulos posibles. Me concentro en ellas y las estudio. Y dirijo todos mis sentimientos y pensamientos hacia ellas.

En consecuencia, como el primer hombre siempre se estaba deteniendo para reflexionar sobre las cosas desafortunadas que le habían sucedido en el pasado, lo que lograba avanzar era muy poco.

Cuando al segundo hombre le preguntaron qué era lo que llevaba en sus dos sacos, el respondió: -En el saco de enfrente están todas las buenas acciones que he hecho. Las llevo delante de mí y continuamente las saco y las exhibo para que todo mundo las vea. Mientras que el saco que llevo atrás, contiene todos mis errores. Los llevo conmigo a dondequiera que voy. Es mucho lo que pesan y no me permiten avanzar con rapidez, pero por alguna razón, no puedo desprenderme de ellos.

Al preguntarle al tercer hombre sobre sus sacos, él contestó: -El saco que llevo al frente, está lleno de maravillosos pensamientos acerca de la gente, los actos bondadosos que han realizado y todo cuanto de bueno he tenido en mi vida. Es un saco muy grande y está lleno, pero no pesa mucho. Su peso es como las velas de un barco “lejos de ser una carga” me ayudan a avanzar. Por su parte, el saco que llevo a mis espaldas está vacío, pues le he hecho un gran orificio en el fondo. En ese saco, puse todo lo malo que escuché de los demás así como todo lo malo que a veces pienso acerca de mí mismo. Esas cosas se fueron saliendo por el agujero y se perdieron para siempre, de modo que ya no hay peso que me haga más penoso el trayecto

QUEDA PROHIBIDO

Queda prohibido llorar sin aprender, levantarte un día sin saber qué hacer, tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.
Queda prohibido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus deudas y tu mal humor.
Queda prohibido dejar a tus amigos, no intentar comprender lo que vivieron juntos, llamarles sólo cuando los necesitas.
Queda prohibido no intentar de nuevo construir tu hogar, no comprender, no ser paciente y no amar a tu cónyuge.
Queda prohibido no ser tú mismo ante la gente, fingir ante las personas que no te importan, hacerte el gracioso con tal que te recuerden, olvidar a toda la gente que te quiere.
Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuera tu último suspiro.
Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte.
Queda prohibido no intentar comprender a las personas, no pensar que sus vidas valen más que la tuya y no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.
Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para gente que te necesita, no comprender que aquello que la vida te da, también te lo quita.
Queda prohibido no buscar tu felicidad, no vivir tu vida con una actitud positiva, no pensar en que podemos ser mejores, no sentir que sin ti este mundo no seria igual.
Queda prohibido renunciar a la lucha contra la corrupción y el caudillismo, queda prohibido doblegar las banderas ante los obstáculos y el cinismo.

Queda prohibido no buscar a Dios cuando el espíritu está sediento de él.

martes, 23 de junio de 2015

Oración de una madre por sus hijos


Mi Señor Padre eterno,
Fuente de todo consuelo,
Te ruego por los hijos
Que me has regalado.
Tú que ya pensaste en ellos
Antes de la creación del mundo
Y que les quieres mucho más que yo,
Bendicelos siempre,
Envía a tus ángeles
Para que sus pies no tropiecen
Y no les dejes caer en la tentación.
Mi Señor Jesucristo,
Que quisiste nacer en una familia,
Por tu bendita Madre,
Que tanto sufrió al verte en la Cruz,
Apiádate de mis lágrimas
Y concede a mis hijos
La fe que vale más que el oro
Y la vida eterna.
Mi Señor Espíritu Santo,
Sé para ellos
Brisa suave que alivie sus penas,
Fuego que arda en sus corazones
Y Maestro que les enseñe a orar,
Para que nunca se desvíen
Del camino que lleva al cielo
Y un día podamos sentarnos juntos
En el banquete del Reino
Que dura para siempre.
Amén.

viernes, 15 de mayo de 2015

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

Una prestigiosa universidad de Sudamérica, el primer día de clase, se encontraba en la biblioteca un hombre vestido de overol, de esos de trabajo que usan los empleados de las fábricas, y calzaba sandalias en un día muy frío. En sus manos llevaba varios libros.

- ¿Quién es ese hombre?, era la pregunta general.
- Es un profesor de Física, y viene de Norteamérica -fue la respuesta, con la siguiente historia:

Un día este hombre llegó hasta la facultad de Física vestido del modo tan particular en que le gusta vestir. Pidió, en un español poco fluido, una entrevista con el decano. Le indicaron que estaba en una reunión con un grupo de docentes. El hombre insistió en verlo. La secretaria lo buscó, y al rato salió el decano a verlo. Luego de saludarlo, el hombre le dijo:

- Vengo a pedir trabajo como docente de Física.


El decano miró su apariencia de arriba abajo; su aspecto era la antítesis de un profesor universitario. De pronto, el decano dibujó una leve sonrisa en su rostro y lo invitó a que lo acompañara. Entraron en una sala donde había una media docena de docentes universitarios. El decano le dijo:

- Hace poco recibimos este libro como texto guía. Estamos aquí intentando solucionar unos problemas de Física. Si usted es capaz de resolverlos, lo contrato como docente.

El hombre tomó el texto, se dirigió a una pizarra y tranquilamente comenzó a resolver uno a uno los problemas que le habían indicado. Los docentes cambiaron poco a poco la sonrisa de burla que tenían en sus rostros por una cara de asombro. Cuando terminó, el decano, atónito, le dijo casi tartamudeando:

- ¿Cómo pudo hacerlo? ¡Hemos estado aquí varios días sin poder resolver estos teoremas!
El hombre, con sencillez, simplemente respondió:

- Yo soy el autor del libro.

La mejor forma de equivocarnos con las personas es juzgarlas por aspectos externos. Ninguna persona encaja fácilmente en los estereotipos que nos formulamos de ellas. Es por eso que las palabras de Dios tienen tanto valor: "No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Dios no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón". Ora a Dios para que te dé la sabiduría de no juzgar a las personas por aspectos externos o las cosas materiales que tienen;  sino por los principios que tienen. Por lo que son.

COMODIDAD


Un día, un hombre sabio y piadoso clamó al cielo por una respuesta. Este hombre encabezaba un grupo de misioneros que oraban por la paz del mundo, para lograr que las fronteras no existieran y que toda la gente viviera feliz. La pregunta que hacían era: ¿Cuál es la clave, Señor, para que el mundo viva en armonía?
Entonces, los cielos se abrieron y después de un magnifico estruendo, la voz de Dios les dijo: Comodidad

Todos los misioneros se miraban entre si, sorprendidos y extrañados de escuchar tal término de la propia voz de Dios. El hombre sabio y piadoso preguntó de nuevo: ¿Comodidad Señor? ¿Qué quieres decir con eso?
Dios respondió: La clave para un mundo pleno es: Como di, dad.   Así como yo les di, dad vosotros a vuestro prójimo. Como di, dad vosotros fe; como di, dad vosotros esperanza; como di, dad vosotros caridad; como di, sin límites, sin pensar en nada más que dar, dad vosotros al mundo... y el mundo, será un paraíso. Sigamos la clave de COMO DI, DAD


Cuando alguien te de una rama con espinas, en vez de tomarla con indignación y correr el riesgo de pincharte las manos, recíbela con serenidad y plántala en el jardín de tu vida. Mas, cuando recojas las rosas, no te olvides de mandar por lo menos una para ese alguien. Al fin de cuentas, fue ese alguien quien te dio la rama.

Cuando alguien te dé un puntapié, en vez de devolvérselo, recuerda que diste un paso al frente, en tanto que él quedó un paso atrás.

Cuando alguien te grite, no respondas con otro grito, para no correr el riesgo de quedarte también ronco.

Cuando alguien te escupa, recuerda que un poco de agua y saliva harán que quedes aún más limpio que antes, mientras que el escupidor perdió un poco de saliva que actuaría benéficamente en su digestión.

Cuando al fin, alguien se ría de ti, sonríe a ese alguien. Al final, él precisa mucho una sonrisa.