viernes, 22 de enero de 2016

PEQUEÑO MANUAL PARA LA VIDA

Elogia a tres personas cada día.
Contempla el amanecer por lo menos una vez al año.
Déjales buena propina a las camareras que te sirvan el desayuno.
Mira a los ojos a las personas.
Di “gracias” con frecuencia.
Di “por favor” con frecuencia.
Gasta menos de lo que ganes.
Trata a la gente como quisieras que te trataran.
Dona sangre todos los años.
Haz nuevas amistades, pero cultiva las viejas.
Guarda los secretos.
No pierdas el tiempo aprendiendo las “artimañas del oficio”. Mejor aprende el oficio.
Reconoce tus errores.
Sé valiente. Si no lo eres, finge serlo; nadie advierte la diferencia.
Escoge una campaña de beneficencia en tu comunidad y apóyala generosamente con tiempo y dinero.
Utiliza las tarjetas de crédito sólo por comodidad; nunca por el crédito.
No engañes.
Fíjate un año como plazo para leer la Biblia de principio a fin.
Aprende a escuchar. A veces, las oportunidades tocan muy quedo a la puerta.
Nunca prives a nadie de la esperanza; puede ser lo único que una persona posea.
En tus oraciones no pidas cosas, sino sabiduría y valor.
No tomes decisiones cuando estés enojado.
Cuida tu postura física.
Cuando entres en un recinto, hazlo con determinación y confianza. ,
Nunca hables de negocios en un elevador. No sabes quién podría oírte.
No pagues un trabajo hasta que esté concluido.
Sustituye la palabra problema por la palabra oportunidad.
Aléjate de las murmuraciones.
Cuídate de quien no tenga nada que perder.
Cuando afrontes una tarea difícil, procede como si fuera imposible fallar.
No aceptes más compromisos de los que puedas cumplir.
Aprende a decir “no” con cortesía y presteza.
No esperes que la vida sea justa.
Nunca subestimes el poder del perdón.
No dudes en perder una batalla si esto te lleva a ganar la guerra.
Con respecto a los muebles y la ropa: si piensas usarlos durante cinco años o más, compra lo mejor que puedas pagar.
Sé atrevido y valiente. Cuando vuelvas la vista atrás, lamentarás más las cosas que no hayas hecho que aquellas que hiciste.
Olvídate de los comités. Las ideas nuevas, nobles y capaces de cambiar al mundo provienen siempre de una persona que trabaja sola.
Declara la guerra a la basura.
Los músicos callejeros son un tesoro. Detente un momento y escúchalos. Déjales luego un pequeño donativo.
Cuando arrostres un problema grave de salud, busca la opinión de tres médicos por lo menos.
No salgas de tu casa tras discutir con tu esposa.
Si obtienes servicios, alimentos o productos de mala calidad, notifícalo a la persona responsable. Los buenos administradores apreciarán la información.
No aplaces las cosas. Haz lo que sea preciso en el momento preciso.
Establece con claridad tus prioridades. Nadie, en su lecho de muerte, ha exclamado: “¡Caramba, si hubiera pasado más tiempo en la oficinal”
No temas decir: “No sé”.
No temas decir: “Lo siento”.
Elabora una lista de 25 cosas que desees experimentar antes de morir. Llévala en tu cartera y consúltala con frecuencia.

Llama por teléfono a tu madre.

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