viernes, 30 de diciembre de 2016

EL BALANCE DEL AÑO

Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.
Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.
Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.
“Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso. Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:
1.     A aprender a amar.
2.     A dejar huella.
3.     A ser felices.
Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.
Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.
Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual. Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias. Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca.
Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.

Por MAMERTO MENAPACE 
Monje Benedictino

Valorar la vida

Hoy estuve pensando en la mala costumbre que tenemos los seres humanos de valorar algo solamente en su ausencia.
Valoramos el dinero cuando nos falta.
Valoramos el tiempo cuando estamos muriendo.
Valoramos la familia cuando la perdimos.
Valoramos el frío cuando hace calor, y deseamos que haga calor cuando hace frío.
Solamente cuando recibimos un golpe bajo, dejamos de posponer la vida para después.
Vivimos de recuerdos del pasado, o anhelando un futuro que ni sabemos si vamos a alcanzar, mientras sufrimos el presente como si nos encontráramos en una prisión sin salida.
Nos quejamos de nuestros hijos pequeños, y luego cuando crecen deseamos que vuelvan a ser niños.
Vivimos discutiendo con nuestros padres, y luego cuando mueren, anhelamos con todo nuestro ser poder retroceder el tiempo y darles tan solo un abrazo más.
Nos quejamos de todo lo que nos falta, y nos olvidamos de disfrutar de lo que nos sobra.
El ayer ya pasó, y el futuro es incierto.
Solamente nos queda vivir aquí, y ahora, y sembrar lo mejor que tengamos, confiando en que vamos a cosechar lo mejor después.
¿Por qué esperar para decir TE AMO?
¿Por qué no luchar hoy por lo que deseas?
¿Por qué guardarte sonrisas, abrazos, y besos?
¿Por qué no pedir perdón?
Nunca creemos que se nos puede acabar el tiempo, hasta que se nos acaba.
Nunca creemos que podemos perder algo, hasta que lo perdemos.
Nunca creemos que vamos a morir, hasta que estamos muriendo.
¿Por qué no mejor disfrutar del sol, cuando está brillando?
¿Por qué no mejor dejar que la lluvia nos moje, cuando está lloviendo?
¿Por qué no reír cuando estamos felices, y llorar cuando sufrimos?
Sufrir, también es vivir. Que duela también es señal de que puedes SENTIR. Sentir, todavía es señal de que hay ESPERANZA.
No esperes a enterarte de que estás muriendo, para empezar a vivir. La vida es solo esto, el AQUÍ y el AHORA. ¡Todo lo demás es ilusión!

Cuanta razón existe en ésta reflexión, solo por hoy viviré cada instante de mi vida. Y sobre todo Agradecer a Dios por darnos aliento de vida, la oportunidad de corregir los errores.

jueves, 22 de diciembre de 2016

VIDA



Ya perdoné errores casi imperdonables.
Trate de sustituir personas insustituibles,
de olvidar personas inolvidables.

Ya hice cosas por impulso.

Ya me decepcioné con algunas personas,
mas también yo decepcioné a alguien

Ya abracé para proteger.
Ya me reí cuando no podía.
Ya hice amigos eternos.
Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.
Ya fui amado y no supe amar.

Ya grité y salté de felicidad.
Ya viví de amor e hice juramentos eternos,
pero también los he roto y muchos.

Ya lloré escuchando música y viendo fotos.
Ya llamé sólo para escuchar una voz.

Ya me enamoré por una sonrisa.
Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y..

Tuve miedo de perder a alguien especial
(y termine perdiéndolo) ¡¡
pero sobreviví !!
Y todavía vivo !!
No paso por la vida.

Y tú tampoco deberías sólo pasar ...
VIVE!!!

Bueno es ir a la lucha con determinación
abrazar la vida y vivir con pasión.

Perder con clase y vencer con osadía,
porque el mundo pertenece a quien se atreve
y la vida es mucho más para ser insignificante.

Charles Chaplin


CUANDO ME AME DE VERDAD

"Cuando me amé de verdad
comprendí que en cualquier circunstancia,
yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta,
y en el momento exacto, y entonces, pude relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre… 
Autoestima
Cuando me amé de verdad,
pude percibir que mi angustia,
y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal
de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… 
Autenticidad
Cuando me amé de verdad,
dejé de desear que mi vida fuera diferente,
y comencé a aceptar todo lo que acontece,
y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama… 
Madurez
Cuando me amé de verdad,
comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona,
sólo para realizar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento,
o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es… 
Respeto
Cuando me amé de verdad,
comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable:
personas, situaciones y cualquier cosa
que me empujara hacia abajo.
De inicio mi razón llamó a esa actitud egoísmo.
Hoy se llama… 
Amor Propio
Cuando me amé de verdad,
dejé de temer al tiempo libre
y desistí de hacer grandes planes,
abandoné los mega-proyectos de futuro.
Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta,
cuando quiero, y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es… 
Simplicidad y Sencillez
Cuando me amé de verdad,
desistí de querer tener siempre la razón,
y así erré menos veces.
Hoy descubrí que eso es… 
Humildad
Cuando me amé de verdad,
desistí de quedarme reviviendo el pasado,
y preocupándome por el futuro.
Ahora, me mantengo en el presente,
que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama… 
Plenitud
Cuando me amé de verdad,
percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme.
Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón,
ella tiene una gran y valioso aliado.
Todo eso es… 
Saber Vivir
No debemos tener miedo de cuestionarnos,
de hecho hasta los planetas chocan,
y del caos suelen nacer la mayoría de las estrellas."

–Charles Chaplin

martes, 20 de septiembre de 2016

REFLEXION DE UNA MUJER MADURA.


Dicen que, a cierta edad, las mujeres nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina, y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años jóvenes.

Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi existencia como ahora; nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento de mi vida.

Descubrí que no soy una princesa de cuento de hadas; descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.

Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás. Y, a pesar de ello, quererme mucho.

Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fuí en el pasado… sonrío a la que soy HOY…. me alegro del camino andado, y asumo mis contradicciones.

Siento que debo saludar, a la joven que fui, con cariño, pero dejarla “a un lado”, porque ahora me estorba. Su mundo de ilusiones y fantasía ya no me interesa.

¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce correr tras los sueños!

La vida es tan corta y el oficio de vivirla es tan difícil, que cuando uno comienza a aprenderlo, ya hay que morirse.

El ser humano tarda mucho en madurar, ¿verdad? TENER-RETENER. Las realidades más grandes y más bellas tanto más las tendrás cuanto menos las poseas y retengas.


Si quieres tener el mar, contémplalo, y abre tus manos en sus aguas, y todo el mar estará en ellas. Porque si cierras tus manos para retenerlo, se quedarán vacías.

Si quieres tener un amigo peregrino, déjalo marchar y lo tendrás… porque si lo retienes posesivamente, lo estarás perdiendo, y tendrás un prisionero.

Si quieres tener el viento, extiende tus brazos, abre tus manos y todo el viento será tuyo, porque si quieres retenerlo, te quedarás sin nada.

Si quieres tener a tu hijo, déjalo crecer, déjalo partir y que se aleje… lo tendrás maduro a su regreso, porque si lo retienes dominado, lo pierdes para siempre.

Si quieres tener el sol y gozar de su luz maravillosa, abre los ojos y contempla… porque si los cierras para retener la luz que ya alcanzaste, te quedarás a oscuras.

Si quieres vivir el gozo de Tener, libérate de la manía de poseer y retener. Goza de la mariposa que revolotea, goza del río que corre huidizo.

Goza de la flor que se abre cara al cielo. Goza teniendo todo, sin poseerlo y sin retenerlo.

Sólo así gozarás de la vida, sabiendo que la tienes sin poseerla, y dejándola correr sin retenerla.


APRENDE DE LAS ADVERSIDADES

De tanto perder aprendí a ganar...
De tanto llorar se me dibujo esta sonrisa.
Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo.
Toqué tantas veces fondo que cada vez que bajo ya se que mañana subiré...
Me asombra tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo.
Tuve que sentir la soledad para aprender acompañarme...
Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a esperar a que me pidan ayuda.
Hago sólo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran.
Ví tantas liebres correr sin sentido que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido…
y lo más importante.... aprendí a ser feliz con las personas que realmente me hacen sentir bien con solo una sonrisa !!! 

Tienes que darte cuenta de que tu puedes.
Tienes que tener fe en la única persona a la que tal vez, nunca has escuchado.... a ti.

Empieza a creer en ti, y veras como tus sueños se pueden convertir en realidad. Tienes poder, sabiduría y amor ilimitados a tu disposición.

La victoria fue siempre para quien jamás dudo de si misma...

Fija tus ojos hacia adelante en lo que puedes hacer...y no hacia atrás en lo que no puedes cambiar
"Las personas siempre culpan a las circunstancias, pero no es así, quienes  salen adelante son quienes  buscan las condiciones y si no las encuentran las crean" .
 

.La vida es una oportunidad, beneficiáte de ella.
La vida es belleza, admírala. La vida es un sueño, alcánzalo.
La vida es un desafío, enfréntalo, La vida es un juego, juégalo

martes, 23 de agosto de 2016

UN PEDACITO DE CIELO



Un campesino cansado de la rutina del campo y de tanto trabajo duro, decidió vender su finca. Como sabía que su vecino era un destacado poeta, decidió pedirle el favor que le hiciera el aviso de venta. El poeta accedió gustosamente.
El aviso decía:
"Vendo un pedacito de cielo, adornado con bellas flores y verdes árboles, hermosos prados y un cristalino río con el agua más pura que jamás hayan visto".
El poeta tuvo que marcharse por un tiempo, pero a su regreso decidió visitar... a sus nuevos vecinos, pensando que aquél hombre del aviso se había mudado. Su sorpresa fue mayor al ver al campesino trabajando en sus faenas.
El poeta preguntó: ¡Amigo! ¿No se iba de la finca? El campesino con una sonrisa le respondió: -No mi querido vecino, después de leer el aviso que usted me hizo, comprendí que tenía el lugar más maravilloso de la tierra y que no existe otro mejor...
Moraleja: No esperes a que venga un poeta para hacerte un aviso que diga lo maravillosa que es tu vida, tu hogar, tu familia y lo que con tanto trabajo hoy posees. Dale gracias a Dios porque tienes vida, salud y esperanza de poder seguir luchando para alcanzar tus metas... Que el Señor bendiga ese pedacito de cielo que es tu vida y tu familia...
Buenas tardes!!!! 

Las estaciones de la vida
Hoy tenemos un cuento corto sobre la importancia de observar durante un buen tiempo antes de formarse una opinión, ya sea sobre las personas o sobre nuestra propia vida.
Érase una vez un hombre que tenía cuatro hijos y quería que ellos aprendieran a no juzgar las cosas de manera precipitada. Entonces, se le ocurrió enviarles a ver un árbol, un peral que estaba lejos de casa.

El primer hijo fue en invierno; el segundo, en primavera; el tercero, en verano y el más joven, en otoño.
Ya que los cuatro fueron a ver el árbol y volvieron, les pidió que describieran lo que habían visto.
El primero dijo que el árbol era horrible; estaba doblado y retorcido.
El segundo dijo que no; que el árbol estaba cubierto de brotes verdes y cargado de promesas.
El tercero no estaba de acuerdo. Según él, el árbol lucía exultante y se llenaba de flores que olían divinamente.
El último tampoco coincidió con ellos. Dijo que el árbol era maduro y que de él caían muchos frutos.
Ya que todos hablaron, el padre les comentó que tenían razón, pero que cada uno de ellos sólo había visto una estación en la vida del árbol.
Lo cual le sirvió para explicar a sus hijos que no pueden juzgar a un árbol o a una persona por una única estación de su vida. Hay que fijarse en su esencia, que se conoce cuando se van cumpliendo estaciones sucesivas.
Por lo mismo, sería un error considerar nuestra vida como algo mustio y consumido por una mala estación. Pueden estar por venir la promesa de la primavera, la belleza del verano y los frutos del otoño.


TODO HIJO ES PADRE DE LA MUERTE DE SU PADRE


Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre.

Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso.

Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar.


Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana - todo corredor ahora está lejos.

Es cuando uno de los padres antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda sus medicamentos.

Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz.

Todo hijo es el padre de la muerte de su padre.

Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas.

Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres.

La primera transformación ocurre en el cuarto de baño.

Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la regadera.

La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el "destemplamiento de las aguas".

Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. No podemos dejarlos ningún momento.

La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas .

Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones.

Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros?

Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra.

Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día.

Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos.

En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento:

- Deja que te ayude .

Reunió fuerzas y tomó por primera a su padre en su regazo.

Colocó la cara de su padre contra su pecho.

Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil , tembloroso.

Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable.

Meciendo a su padre de un lado al otro.

Acariciando a su padre.

Calmado el su padre.

Y decía en voz baja :

- Estoy aquí, estoy aquí, papá!


Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí

LOS DIAS ORDINARIOS


Si crees que la vida en familia que tienes ahora, la tendrás para siempre, tal vez deberás prestar atención a los días comunes, esos que comienzan con cereal y terminan viendo películas.
Entre ellos están los días en que los niños jugaban con el perro, comían helados por los cachetes y se mecían en los columpios, tardes con manguera y lodo, que siempre terminaban en la cama, en aquellas noches de cine familiar.
Cuando el primero lloró en la puerta del kinder, pensamos que siempre llorarían al separarse de nosotros, pero todo son etapas y a su tiempo, entonces los problemas parecían enormes, las alergias, el partido perdido, peces y hamsters que morían uno tras otro. Pero en general ese mundo que teníamos mientras la familia se construía.
Era tan bello mecerlos en tu regazo oliendo a talco y cabello recién lavado, el beso y la bendición de buenas noches, dejarlos en su cuarto, para que amanecieran en el nuestro.
Las pelotas dejan de volar en el jardín, los juegos de mesa incompletos, se llenan de polvo, regalas la bañera y esperas a que salgan de la regadera, la puerta del cuarto que siempre estuvo abierta, un día se cierra y al salir con tu chico de 13 años, le extiendes la mano y él camina pasos atrás pretendiendo no conocerte.
Llegó la adolescencia, y el hijo que cargaste, se ha jorobado sobre una computadora, advertencias y consecuencias comienzan a no funcionar, las charlas de sobremesa se van esfumando, mientras llenas el refrigerador, haces de chofer, negocias permisos, asistes por las calificaciones, restringes el dinero, aprendes a textear y sobre todo a rezar por las noches, cuando han salido de fiesta, tu sueño, ahora está en alerta, aprendes a leer entre líneas, a interpretar miradas y determinar olores.
Te dicen ¿qué onda Ma? y te sorprende darte cuenta que ya no necesitan “lonche”, ni que les cierres la chaqueta, ahora necesitan tu confianza, te recuerdan a ti mismo y que habrá que dejarlos ser, saboreas distinto cada minuto, pidiendo que se alargue, das bendiciones muchas veces en el aire.
No podemos cambiar el crecimiento y debemos cambiar nuestra actitud, en vez de decir lo que habrían de corregir, piensas en lo que han superado, abrazas a tu niño de 1.80 y le susurras que lo extrañaras mientras hace su maestría en el lugar más lejano, ese torbellino de cajones azotados, ganchos caídos y música estridente, se ha ido, la casa tiene una nueva clase de silencio, como cuando esperas que el pastel salga del horno, sin poderlo abrir y cruzando los dedos porque quede bien, la leche se agria, por fin queda pastel para uno y ya no se apetece y nadie te pide que lo lleves a ningún lado.
Entonces, miras a tu compañero, si tienes esa suerte y la casa se ha hecho enorme para dos, ¿en qué momento pasó todo tan de prisa?

Toma mucho tiempo percatarse, pero definitivamente, el más maravillosos regalo es haber formado una familia, haberse involucrado en ella, porque te hicieron desinteresado, comprometido y al final convencido de soltar, en su tiempo, en su momento, el tiempo que pedías para ti, luego te sobra y Dios no se equivoca, ahora sabes lo que quieres, como se consigue y como se disfruta, pero sobre todo, ahora entiendes como se ama, porque ya sabes lo precioso y lo perfecto de haber vivido esos “Días Ordinarios”.
autor:katrina Kenison

QUE HAY DENTRO DE TI


Una mente en conflicto percibe conflicto, una mente en paz percibe paz…
La manera en la que percibes el mundo depende de la cantidad de “telarañas” que has formado en tu mente. Telarañas de: preocupación, odio, culpa, ira, tristeza, ansiedad o de miedo que has ido tejiendo y permitiendo que nublen tu visión.
Cuando alguien esta tranquilo y tiene paz interior, es capaz de percibir la armonía que hay en el universo, pero si está inquieto y perturbado, todo lo que ve y escucha le parece molesto.
De hecho, cuando una persona está en armonía, desde que sale de su casa es capaz de disfrutarlo todo: el ruido de las ramas que se mueven, el canto de los pájaros, voces, risas, canciones… Todo produce una armonía.
Pero quien no está en paz, se siente molesto por esos sonidos. Por lo que prefiere silencio absoluto, o es muy selectivo en cuanto a los sonidos que desea escuchar. 
Quiere que el mundo se adapte a sus pretensiones y culpa a los demás por su malestar: “Yo tan feliz que amanecí pero mi teléfono no deja de timbrar y no me dejan estar en paz”.
O la típica: “Yo tan de buen humor que estaba pero me hiciste enojar”. 
Desde ahí comienza el día con mala actitud y probablemente así lo terminará si no se detiene a tiempo.
Si realmente hubiera amanecido en paz, su teléfono o las personas no le hubieran producido esa reacción. 
Debes estar consciente de que el poder de estar en paz es completamente tuyo y que al enojarte por causas externas o pensamientos negativos, estás entregándole todo tu poder a la persona o situación.
Por eso, debes entender que lo mas importante no es que el mundo cambie, sino que cambies tú.
Tienes que pedirle a tu ser superior que armonice tu interior, para así lograr estar en armonía con la vida.
Te comparto una de mis lecciones de vida favoritas. Es una historia que contó Wayne Dyer en una de sus conferencias en Toronto:
‘’Me preparaba para hablar en una conferencia y decidí llevar una naranja al escenario conmigo, como  apoyo para mi conferencia. Entablé una conversación con un joven brillante de unos doce años, que estaba sentado en la primera fila.
 “Si tuvieras que exprimir esta naranja tan fuerte como puedas, ¿qué saldría de ella?” Le pregunté.
 Me miró como si yo fuera un poco loco y me dijo: “Jugo, por supuesto”.
 “¿Crees que podría salir de ella  jugo de manzana?”
 “No”, se rió.
 “¿Y jugo de toronja?”
 “¡No!” 
“¿Qué jugo saldría de ella?”
 “Jugo de naranja, por supuesto”, contestó.
 “¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimes una naranja sale jugo de naranja?“
 Es posible que ya estaba un poco exasperado conmigo en este punto.
 “Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro”, respondió.
 Asentí con la cabeza. “Vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que eres tú. Y alguien te aprieta, ejerce presión sobre ti, dice algo que no te gusta, te ofende. Y sale de ti ira, odio, rencor, miedo.
¿Por qué sale todo eso?”
 La respuesta, como nuestro joven amigo dijo, es porque eso es lo que hay dentro.
 Es una de las grandes lecciones de la vida.
 ¿Qué sale cuando la vida te aprieta? ¿Cuando alguien te hace daño o te ofende? Si la ira, el dolor y el miedo salen de ti, es porque eso es lo que hay dentro. No importa si el que te exprime es tu padre, madre, tu hermano, tus hijos, tu jefe, el gobierno. Si alguien dice algo de ti que no te gusta, lo que sale de ti es lo que hay dentro. Y lo que hay dentro de ti, es tu creación y tu elección.
Cuando alguien ejerce presión sobre ti y vuelcas en otros de todo, menos amor, es porque eso es lo que has permitido que permanezca en tu interior.

 Una vez que quitas todas esas cosas negativas que no quieres en tu vida y las reemplazas con amor, te encontrarás viviendo una vida más satisfactoria”, dice Dyer.
Y de ti, ¿qué sale cuando te aprietan?

VIVE CADA MOMENTO



No fijes tus objetivos con base a lo que los otros consideren importante. Solo tú estás en condiciones de escoger lo que es mejor para ti.
Haz  respetar y da el valor a las cosas más queridas por ti. Aférrate a  ellas como a la propia vida. Sin ellas la vida carece de sentido.
No dejes que la vida se te escape entre los dedos por vivir en el pasado o en el futuro. Si vives el día a día, vivirás todos los días de tu vida.
No te rindas  cuando aún seas capaz de un esfuerzo más. Nada termina hasta el momento en que se deja de intentar.
No temas admitir que no eres perfecto. No temas asumir riesgos. Es corriendo riesgos como aprendemos a ser valientes.
No excluyas el amor de tu vida diciendo que no puedes encontrarlo.
La mejor forma de recibir amor es dándolo. La forma más rápida de quedar sin amor es apegándose demasiado a sí mismo. La mejor forma de mantener el amor es darle alas.
No corras tanto en la vida hasta el punto de olvidar donde estuviste y a dónde vas.
No tengas miedo de aprender. El conocimiento es ligero. Es un tesoro que se puede cargar fácilmente.
No uses imprudentemente el tiempo o la palabra. No se pueden recuperar. La vida no es una carrera, más bien es un viaje que se debe disfrutar a cada paso.
Recuerda: El ayer es historia. El mañana es un misterio y el hoy es una dádiva. Por eso se llama presente
Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, ¡por eso ámala !.
Vive intensamente y recuerda:
Antes de hablar...¡Escucha !           Antes de escribir... ¡Piensa !      Antes de criticar...¡Examina ! Antes de herir...¡Siente !         Antes de orar ¡Perdona !           Antes de gastar... ¡Gana ! Antes de rendirte ¡Intenta !           ANTES DE MORIR...¡¡ VIVE !! "


LA 5 BOLAS EN TU VIDA



Estos son algunos fragmentos del discurso de Brian Dyson, ex-presidente de Coca-cola, en una conferencia en la Universidad Americana, en la que habló sobre la relación entre el trabajo y los otros compromisos de la vida:
Imaginad la vida como un juego, en el que hacéis malabarismos con cinco bolas que lanzáis al aire. Esas bolas son: el trabajo, la familia, la salud, los amigos y el espíritu.
El trabajo es una bola de goma. Si se cae, botará en el suelo y volverá hacia arriba. Pero las otras cuatro son de cristal, frágiles; si cayesen al suelo, se romperían y quedarían permanentemente dañadas, astilladas o incluso rotas. Nunca volverá a ser lo mismo.

Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso. Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo...crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.
Aunque no nos damos cuenta, nos dejamos absorber por la vida laboral  de tal manera que llega a ocupar el primer puesto en las prioridades de nuestra vida; apoyándonos y justificándonos en alguna medida  en que la estabilidad laboral nos proporciona la seguridad de un bienestar económico y familiar, poder acceder a beneficios en salud, y dedicar un espacio para la recreación y la vida social.
Pero necesitamos equilibrar estos cinco aspectos en nuestra vida, es cierto hay que ser disciplinado y  hacer nuestro trabajo lo mejor posible, y dar lo mejor de nosotros en cumplir nuestra labor, sin excedernos, porque hay que tener  en cuenta que no somos indispensables en ningún empleo; igual te mueres o te despiden y al día siguiente otra persona igual o más capacitada que tu ocupará tu puesto….. La vida continúa. 
 Tu familia necesitaba compartir con tigo,  que no se te pase el tiempo, ver crecer los hijos no tiene precio, compartir sus aficiones, conocer sus amigos y estar al tanto de sus gustos y lo que no le gusta, compartir con tu pareja, tu familia es una buena forma de distribuir el tiempo.
La vida social, compartir con los amigos, es algo que no es superfluo, en la medida que nos saca de la rutina proporciona bienestar.
El exceso de trabajo nos hace descuidar la salud, muchas veces  anteponemos las responsabilidades laborales    ante un malestar o dolencia, porque no se tiene tiempo para atender su salud…. Cuando se enferme y no pueda ir al trabajo como van a hacer sin ti?  De alguna manera se las arreglaran…. recordemos; no somos indispensables.
La tranquilidad espiritual, estar bien con nosotros y con los demás es fácil conseguirlo haciendo las cosas correctamente, sin dañar a nadie, y apoyándonos en el ser superior de nuestra creencia.

Comprende esto y busca el equilibrio en la vida.

sábado, 16 de julio de 2016

VEDME A MI!

Miles de ancianos esperan a diario la visita o llamada de sus familiares en las residencias. Pero a menudo sus corazoncitos cansados de latir sufren una gran decepción al final de sus vidas. Cuando un hombre al que las enfermeras únicamente ven como a un cascarrabias muere, estas se disponen a limpiar su cuarto. Allí encuentran algo que les arrancará lágrimas de amarga emoción.
Entre las pertenencias del paciente, recuerdos de toda una vida, encuentran este poema:
¿Qué veis vosotras, enfermeras? ¿Qué veis? 
¿Qué pensáis cuando me veis? 
Un viejo cascarrabias, no muy listo. 
Con hábitos extraños y mirada distante. 
Al que la comida le cae por la comisura de los labios y nunca responde. 
Al que decís en alto: „Al menos podría intentarlo“.
Que parece no darse cuenta de las cosas que hacéis. 
Y que siempre pierde algo. ¿Un calcetín o un zapato? 
Que, oponiendo resistencia o sin oponerla, os deja hacer. 
Que ocupa sus largos días con el baño o la comida. 
¿Es eso lo que pensáis? ¿Es eso lo que veis? 
Pues entonces abrid los ojos, enfermeras, vosotras no me veis. 
Os diré quién soy, ahora que estoy sentado
haciendo lo que me decís y comiendo cuando me pedís:
Soy un niño de 10 años, con padre y madre, 
hermanos y hermanas, que se quieren. 
Un chico de 16 con alas en los pies, 
que sueña con encontrar pronto el amor. 
Un novio con 20, al que el corazón le brinca. 
Que recuerda los votos que prometió cumplir. 
Que con 25 ya tiene sus propios niños,
A los que ha de guiar y dar un seguro hogar.
Un hombre con 30, cuyos hijos crecen rápido. 
Unidos los unos a los otros con lazos que han de durar. 
Con 40, mis jóvenes hijos han crecido y se han ido. 
Pero mi mujer está conmigo para ver que no entristezco. 
Con 50 vuelven a jugar bebés en mi regazo. 
Volvemos a conocer a niños, mi amor y yo. 
Días oscuros sobre mí, mi mujer ha muerto. 
Miro al futuro y me estremezco. 
Mis hijos tienen sus propios hijos. 
Y pienso en los años y en el amor que conocí. 
Yo soy ahora un viejo. La naturaleza es terrible. 
Me río de mi edad como un idiota.
Mi cuerpo se viene abajo. Gracia y fuerza se despiden.  
Ahora solo queda una piedra, donde latía un corazón. 
Pero en esta vieja carcasa aún vive un hombre joven. 
Y mi maltrecho corazón se hincha.
Me acuerdo de las alegrías, me acuerdo de las penas. 
Y vivo y amo, todos los días. 
Pienso en los años, tan pocos y que se fueron tan rápido.
Acepto el hecho de que nada puede quedar. 
Así que abrid los ojos. Abridlos y mirad.
Nada de viejo cascarrabias.
Mirad más de cerca. ¡Vedme a MÍ! 

No asumas que el viejito de tu lado ya no ve nada. Él vive y siente como tú. En cada uno de nosotros late un corazón que se mantiene joven aunque el cuerpo se estropee. Recuerda las palabras de este anciano siempre que veas a una persona mayor, y trátalo como se merece